Hoy martes 24 de enero.
Se cumplen tres semanas.
He subido un nuevo video:
Es muy poco revelador documentar en fotos, porque ni el enfoque, ni la luz, ni el ángulo pueden coincidir. Por lo tanto, a veces se ve mejor de lo que es, y a veces peor.
Solo me queda armarme con objetivismo y decir que a pesar de que no es para tirar cohetes, hay menos pus. Menos inflamación. Y mucho más molestia a la hora de hacerle las curas. Parece que toda la superficie se hablando un poco.
Por una historia muy rocambolesca, “he dado” con el veterinario de este potro y he conseguido hablar con él. Y me ha contado una historia que lejos de desanimarme, me motiva aún más.
En realidad, cuando el potro tenía 4 meses, padeció un cólico importante. El dueño ha llamado de urgencia al veterinario. Éste le ha encontrado en la cuadra, lleno de sangre, y con la caña desgarrada. El hueso a la vista. Durante el periplo del cólico, se ha revolcado y se ha metido la pata debajo de la puerta de la cuadra. No ha sido un rasguño como inicialmente me lo han dicho. El veterinario le ha sondado, y ha luchado con el toda la noche. Le ha salvado la vida. A la vez, le ha suturado la herida, y le ha dado pautas y tratamiento para que el dueño se haga cargo. En primera fase, el dueño ha luchado. Pero la pata empezó a coger dimensiones grotescas, y se cansó. Se desanimo. Perdió la esperanza, y se lo vendió a un tratante. De donde yo lo he comprado.
Esta es la historia verdadera. De la que me enteré ayer.
Invité al veterinario para que lo viese. Me dijo que lo puede hacer, pero viendo las fotos, los videos, y mis descripciones, considera que no tiene sentido. Ya que él no le haría ninguna incisión, tampoco le daría más antibióticos. No le haría más que baños de agua salada. Y vendaje. Me dijo que me armara con mucha paciencia y que siguiese esta misma pauta. Más temprano o más tarde el absceso se reducirá. Se quedará una cicatriz muy voluminosa, pero no le afectará el movimiento. Me pidió que lo mantuviera informado.
Sigo en esta dirección. He de reconocer que antes de hablar con él, no me aguanté y le abrí una bolsa de pus. Creo que ha salido más de una taza de café. También empecé a administrarle Flunixin. 8 ml / día intravenoso. Seguiré con el antiinflamatorio hasta cumplirse 5 días.
El estado general del potro es asombroso. “Ni se entera de que está enfermo”.
Come cada vez mejor, juega con otro caballo que tiene al lado. No lo puedo soltar mucho en el prado, porque hay demasiado barrizal ahora mismo.
El volumen de la herida, aunque no parece, se disminuye. Yo así lo percibo. Y no lo miro con el “ojo del dueño”… sé que es verdad.
Me pasa por la cabeza hacerle una “bota de pescador”. De una bota usada de pescador, atársela de alguna manera al cuerpo, y llenarla de agua salada. Es un santo y confío que no se moverá demasiado. De esta forma, conseguiré que se quede más tiempo en contacto con el agua con sal.