Pero esos son casos extremos Friss, si nos dieran a elegir entre nuestra mascota y el peor criminal de guerra de la Tierra, la decisión sería clara, pero son ejemplos radicales. Nadie habla de derechos o no, sencillamente la realidad es la que explica perfectamente Gabino.
Conozco un caso de una persona que adoraba a su caballo, se le comía a besos a todas horas y gritaba a los cuatro vientos que daría su vida por ella (era una yegua) en cuanto hiciera falta, el caso es que con el tiempo el pobre animal acabó sufriendo un problema en las articulaciones, después de un tratamiento y de comprobar que no iba a mejorar, se deshizo de ella de una forma solapada, eso sí, con muchas lagrimitas y llantos, y eso que la yegua estaba supuestamente preñada y la persona en cuestión juraba que la tendría hasta que el potro naciera. El animal ha tenido suerte y ahora está en un lugar tranquilo y bien cuidado.
Pero esta persona en cuanto detectó el problema que se le avecinaba (no poder montar, etc. etc.) comenzó a poner excusas diciendo que sin montar no podía vivir, y que ella tenía que cambiar inmediatamente de caballo.
Es solo un ejemplo, pero a mí me sirvió para comprobar que no todo es lo que parece, por eso, solamente sabremos nuestra actuación llegado el caso y Dios no lo quiera, pero Gabino habla con mucho conocimiento y mucho sentido de la realidad. En un arrebato de pasión todos seriamos héroes, pero pasado el tiempo, la gente nos retiramos discretamente del puesto de honor y damos paso a una actitud más realista y humana.
Un saludo
"En cada momento de nuestra vida tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo"
Conozco un caso de una persona que adoraba a su caballo, se le comía a besos a todas horas y gritaba a los cuatro vientos que daría su vida por ella (era una yegua) en cuanto hiciera falta, el caso es que con el tiempo el pobre animal acabó sufriendo un problema en las articulaciones, después de un tratamiento y de comprobar que no iba a mejorar, se deshizo de ella de una forma solapada, eso sí, con muchas lagrimitas y llantos, y eso que la yegua estaba supuestamente preñada y la persona en cuestión juraba que la tendría hasta que el potro naciera. El animal ha tenido suerte y ahora está en un lugar tranquilo y bien cuidado.
Pero esta persona en cuanto detectó el problema que se le avecinaba (no poder montar, etc. etc.) comenzó a poner excusas diciendo que sin montar no podía vivir, y que ella tenía que cambiar inmediatamente de caballo.
Es solo un ejemplo, pero a mí me sirvió para comprobar que no todo es lo que parece, por eso, solamente sabremos nuestra actuación llegado el caso y Dios no lo quiera, pero Gabino habla con mucho conocimiento y mucho sentido de la realidad. En un arrebato de pasión todos seriamos héroes, pero pasado el tiempo, la gente nos retiramos discretamente del puesto de honor y damos paso a una actitud más realista y humana.
Un saludo
"En cada momento de nuestra vida tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo"