Hola a todos:
Vaya por delante que este mensaje va a ser un poco aburrido y largo, así que os prevengo por si quereis parar de leer ahora, aun estais a tiempo.
Os voy a contar una aventura que he tenido con mi yegua esta tarde para ver si me podeis dar vuestra opinión al respecto.
Yo suelo salir muy poco al campo de paseo. Tan poco, que la media está en una vez al mes, y lo hago única y eclusivamente para variar la rutina de mi yegua y distraerla de tanto picadero, tantas figuras en pista, tantos espaldas adentros, ejercicios, barras de tranqueo y demás.
El motivo de que me guste tan poco es que mi yegua siempre ha sido un poco impredecible en el campo, además de asustadiza, y me desagradan enormemente las situaciones en las que veo que mi control sobre el caballo es muy precario.
Pero aun así, salgo al menos una vez al mes para cambiar la rutina de trabajo. Hoy por circunstancias, tuve que salir solo a dar un paseo. Si, ya se que no es recomendable, pero lo hice aun así . Sabiendo que al ir solo me enfrentaría a mas problemas, planee una ruta muy corta, de 20' escasos, y por un terreno muy fácil por el que ya he ido muchas veces sin problemas.
Salimos de la hípica, y todo fue bien mientras pasamos por un camino vecinal asfaltado. Al poco rato este camino se transforma en un sendero amplio, que discurre entre arboles, y evidentemente hierba. Aquí empezaron nuestras disputas, pues mi yegua pretendía comer hierba, y yo dudaba entre dejarla o no, por el hecho de que para dejarla comer, tengo que soltarle un poco las riendas y pierdo el control durante unos segundos (¡nunca se sabe!).
Al final, el hecho de no dejarla comer no estaba dando muy buen resultado, pues mi yegua se retrotaba y alargaba su cabeza en dirección a la comida (yo a veces me pongo en su lugar, entiendo que debe ser dificil pasar por un pasillo cuyas paredes son de chocolate o gominola y no poder dar un bocado...). Por más que me empeñé en mantenerla tranquila y al paso, no había manera, puesto que al no dejarla comer se retrotaba y cabeceaba, así que opté por dejarla picar un poco.
Dicho y hecho, ella tomó un buen puñado de hierba y continuamos el camino. Se acabó el retrotar, pero surgió otro problema. Como mi cabezada lleva cierrabocas, le costaba bastante masticar, así que movia exageradamente la cabeza, supongo que incomodada por el cierrabocas, intentando morder de la forma más adecuada el ramillete de hierba que llevaba en la boca. Con lo cual, volvimos al principio, a retrotarse, y a discutir con mi mano (a través de las riendas).
Pregunta numero uno: ¿Se debe dejar comer al caballo cuando se va de paseo por el campo?
Pregunta numero dos: ¿es conveniente aflojar un poco el cierrabocas para que pueda masticar tranquilo y no ponerse histérico mientras lo intenta?
Continuamos nuestro camino, y llegamos a un prado enorme, por el que habremos pasado por lo menos unas 30 veces. Generalmente hay mucha hierba, llega hasta los tobillos del jienete, pero esta vez el campo estaba perfectamente segado, y había exactamente 8 balas de heno gigantes, resultado de segar el campo. Las habreis visto si vivis cerca de prados que se sieguan en verano: son con forma de cilindro, de aproximadamnte 1'20m de altura por 2m de largo. Es decir, un buen obstáculo.
Me pregunté si se asustaría de las mismas, pero llegué a la conclusión de que no porque a fin de cuentas, mi yegua estaba desesperada por comer hierba, ¿no es verdad?
Por si acaso fui trazando en mi mente una ruta que pudiera hacer haciendo espalda adentro con respecto a las balas de heno, pues en algún lugar he leido que es una buena forma de pasar al lado de algo que asusta a un caballo, pero estaban estratégicamente colocadas para que fuera imposible pasar haciendo espalda adentro sin que alguna bala quedase en el campo de visión del caballo, así que opté por pasar en medio de ellas.
Todo fue bien hasta llegar a dos metros escasos de la primera. Cuando ya pensé que mi yegua no se iba a ni a inmutar por la presencia de esos grandes bultos, empezó a dudar y no querer avanzar. Evidentemente, yo la impulsé mucho con las piernas para que avanzase, y ella avanzó, pero no al paso como yo quería sinó saliendo a galope con una reacción como de "paso por donde me mandas, pero lo hago muerta de miedo". Como yo tampoco quería ir galopando descontrolodamente por ahí, la paré, pero he aquí que ahora era imposible tranquilizarla, y me encontré en una situación un poco peculiar: ella quería galopar, y yo pretendía que se tranquilizase, y mientras trazaba un plan sobre que hacer, hizo un quiebro a mano derecha y he aquí que yo salí volando por el lado izquierdo.
Bueno, mientras caía me dio tiempo a pensar en lo bien que hago al montar con casco SIEMPRE, y también en que sería conveniente no soltar las riendas si no quería volver caminando a la hípica. Afortunadamente caí bien y encima de hierba mullida, así que no me hice absolutamente nada de daño. Tampoco solté las riendas, con lo cual mi yegua no se escapó.
Me levanté, me sacudí el polvo, y observé a mi yegua que estaba bufando, muy nerviosa y asustada, vamos, como suelen estar los caballos en estos casos. La tranquilicé, la acaricié, le hablé cariñosamente, y ya que estaba pie a tierra decidí demostrarle que esos terribles monstruos que tanto la asustaban son en realidad varios cientos de kilos de su comida favorita. Pero ni pie a tierra había forma de acercarse a menos de 3 metros de una bala. Se detenía, bufaba y reculaba. Finalmente, tras coger unas briznas de hierba de la bala y darselas a comer, pareció "caer de la burra", y se fue acercando, acercando, hasta que ella misma comió de las balas que antes la había asustado.
Me volví a subir allí mismo, al lado de una bala de heno, y esta vez con la yegua más tranquila, pude montar tranquilamente entre los monstruos, y no contento con eso, di vueltas, ochos, circulos, y todas las figuras que se me ocurrieron entre los balas de hierba.
Quiero creer que despues de esto no tendrá miedo ya de las balas de hierba gigantes. En el camino de vuelta, crucé por otro prado distinto pero también con balas de hierba, y no hizo signos de asustarse. Pero seguía discutiendo conmigo porque quería comer, y yo no la dejaba, y ella se retrotaba... la historia de siempre.
¿Es que siempre que haya alguna novedad en algún lugar un caballo va a asustarse? Esta vez era un conjunto de balas de heno, pero otra vez puede que sea un espantapajaros, o un cubo de la basura, o un pescador con la caña de pescar, o que se yo.
Yo siempre tuve el problema con mi yegua de que si se asustaba en el campo, me resultaba imposible de detener. Paradójicamente, la solución fue ponerle un filete articulado grueso de anillas (un bocado mas suave, no mas fuerte), y por supuesto, aprender a montar mejor para hacer mejor lastransiciones. Pero me he dado cuenta de otro pequeño problema: puedo pararla en casi cualquier situación, pero que pueda detenerla no quiere decir que pueda tranquilizarla. Así pues:
¿como se tranquiliza a un caballo en estas situaciones una vez que se lo ha parada (mas o menos)?
Y lo más importante, ¿que hago para que no se retrote, y que acepte el ir tranquilamente al paso? Cuando trabajo en picadero, a veces me pasa lo mismo. Cuando practico series de transiciones galope-trote levantado o galope-trote sentado, todo va bien. Pero cuando al cabo de un rato de practicar este ejercicio, le doy un respiro y la pongo al paso, me resulta imposible que se esté tranquilamnte al paso, puesto que retrota o sale otra vez a galope, como si una vez que empezara a galopar le fastidiase enormemente volver al paso.
He pensado si mi mano será muy dura, y hago lo posible por suavizarla en estas situaciones, pero no conseguí mucho. Por supuesto, ni siquiera le acerco las piernas para no darle falsas indicaciones. Y por supuesto, monto sin espuelas (¡ni falta me hacen!).
Tambien tengo este problema del retrotar cuando intento alargar el paso. En vez de alargar el paso, sale al trote.
Me da la impresión de que todas las cosas van cogidas de la mano, y de que si consigo ir limando estos pequeños detalles cada vez será más fácil controlarla, y estaré más preparado para imprevistos que surgan en el campo.
Bueno, ya me contareis que opinas. Si habeis llegado hasta aquí, enhorabuena y perdón por el ladrillo.
Un saludo
Sombragris,
Vaya por delante que este mensaje va a ser un poco aburrido y largo, así que os prevengo por si quereis parar de leer ahora, aun estais a tiempo.
Os voy a contar una aventura que he tenido con mi yegua esta tarde para ver si me podeis dar vuestra opinión al respecto.
Yo suelo salir muy poco al campo de paseo. Tan poco, que la media está en una vez al mes, y lo hago única y eclusivamente para variar la rutina de mi yegua y distraerla de tanto picadero, tantas figuras en pista, tantos espaldas adentros, ejercicios, barras de tranqueo y demás.
El motivo de que me guste tan poco es que mi yegua siempre ha sido un poco impredecible en el campo, además de asustadiza, y me desagradan enormemente las situaciones en las que veo que mi control sobre el caballo es muy precario.
Pero aun así, salgo al menos una vez al mes para cambiar la rutina de trabajo. Hoy por circunstancias, tuve que salir solo a dar un paseo. Si, ya se que no es recomendable, pero lo hice aun así . Sabiendo que al ir solo me enfrentaría a mas problemas, planee una ruta muy corta, de 20' escasos, y por un terreno muy fácil por el que ya he ido muchas veces sin problemas.
Salimos de la hípica, y todo fue bien mientras pasamos por un camino vecinal asfaltado. Al poco rato este camino se transforma en un sendero amplio, que discurre entre arboles, y evidentemente hierba. Aquí empezaron nuestras disputas, pues mi yegua pretendía comer hierba, y yo dudaba entre dejarla o no, por el hecho de que para dejarla comer, tengo que soltarle un poco las riendas y pierdo el control durante unos segundos (¡nunca se sabe!).
Al final, el hecho de no dejarla comer no estaba dando muy buen resultado, pues mi yegua se retrotaba y alargaba su cabeza en dirección a la comida (yo a veces me pongo en su lugar, entiendo que debe ser dificil pasar por un pasillo cuyas paredes son de chocolate o gominola y no poder dar un bocado...). Por más que me empeñé en mantenerla tranquila y al paso, no había manera, puesto que al no dejarla comer se retrotaba y cabeceaba, así que opté por dejarla picar un poco.
Dicho y hecho, ella tomó un buen puñado de hierba y continuamos el camino. Se acabó el retrotar, pero surgió otro problema. Como mi cabezada lleva cierrabocas, le costaba bastante masticar, así que movia exageradamente la cabeza, supongo que incomodada por el cierrabocas, intentando morder de la forma más adecuada el ramillete de hierba que llevaba en la boca. Con lo cual, volvimos al principio, a retrotarse, y a discutir con mi mano (a través de las riendas).
Pregunta numero uno: ¿Se debe dejar comer al caballo cuando se va de paseo por el campo?
Pregunta numero dos: ¿es conveniente aflojar un poco el cierrabocas para que pueda masticar tranquilo y no ponerse histérico mientras lo intenta?
Continuamos nuestro camino, y llegamos a un prado enorme, por el que habremos pasado por lo menos unas 30 veces. Generalmente hay mucha hierba, llega hasta los tobillos del jienete, pero esta vez el campo estaba perfectamente segado, y había exactamente 8 balas de heno gigantes, resultado de segar el campo. Las habreis visto si vivis cerca de prados que se sieguan en verano: son con forma de cilindro, de aproximadamnte 1'20m de altura por 2m de largo. Es decir, un buen obstáculo.
Me pregunté si se asustaría de las mismas, pero llegué a la conclusión de que no porque a fin de cuentas, mi yegua estaba desesperada por comer hierba, ¿no es verdad?
Por si acaso fui trazando en mi mente una ruta que pudiera hacer haciendo espalda adentro con respecto a las balas de heno, pues en algún lugar he leido que es una buena forma de pasar al lado de algo que asusta a un caballo, pero estaban estratégicamente colocadas para que fuera imposible pasar haciendo espalda adentro sin que alguna bala quedase en el campo de visión del caballo, así que opté por pasar en medio de ellas.
Todo fue bien hasta llegar a dos metros escasos de la primera. Cuando ya pensé que mi yegua no se iba a ni a inmutar por la presencia de esos grandes bultos, empezó a dudar y no querer avanzar. Evidentemente, yo la impulsé mucho con las piernas para que avanzase, y ella avanzó, pero no al paso como yo quería sinó saliendo a galope con una reacción como de "paso por donde me mandas, pero lo hago muerta de miedo". Como yo tampoco quería ir galopando descontrolodamente por ahí, la paré, pero he aquí que ahora era imposible tranquilizarla, y me encontré en una situación un poco peculiar: ella quería galopar, y yo pretendía que se tranquilizase, y mientras trazaba un plan sobre que hacer, hizo un quiebro a mano derecha y he aquí que yo salí volando por el lado izquierdo.
Bueno, mientras caía me dio tiempo a pensar en lo bien que hago al montar con casco SIEMPRE, y también en que sería conveniente no soltar las riendas si no quería volver caminando a la hípica. Afortunadamente caí bien y encima de hierba mullida, así que no me hice absolutamente nada de daño. Tampoco solté las riendas, con lo cual mi yegua no se escapó.
Me levanté, me sacudí el polvo, y observé a mi yegua que estaba bufando, muy nerviosa y asustada, vamos, como suelen estar los caballos en estos casos. La tranquilicé, la acaricié, le hablé cariñosamente, y ya que estaba pie a tierra decidí demostrarle que esos terribles monstruos que tanto la asustaban son en realidad varios cientos de kilos de su comida favorita. Pero ni pie a tierra había forma de acercarse a menos de 3 metros de una bala. Se detenía, bufaba y reculaba. Finalmente, tras coger unas briznas de hierba de la bala y darselas a comer, pareció "caer de la burra", y se fue acercando, acercando, hasta que ella misma comió de las balas que antes la había asustado.
Me volví a subir allí mismo, al lado de una bala de heno, y esta vez con la yegua más tranquila, pude montar tranquilamente entre los monstruos, y no contento con eso, di vueltas, ochos, circulos, y todas las figuras que se me ocurrieron entre los balas de hierba.
Quiero creer que despues de esto no tendrá miedo ya de las balas de hierba gigantes. En el camino de vuelta, crucé por otro prado distinto pero también con balas de hierba, y no hizo signos de asustarse. Pero seguía discutiendo conmigo porque quería comer, y yo no la dejaba, y ella se retrotaba... la historia de siempre.
¿Es que siempre que haya alguna novedad en algún lugar un caballo va a asustarse? Esta vez era un conjunto de balas de heno, pero otra vez puede que sea un espantapajaros, o un cubo de la basura, o un pescador con la caña de pescar, o que se yo.
Yo siempre tuve el problema con mi yegua de que si se asustaba en el campo, me resultaba imposible de detener. Paradójicamente, la solución fue ponerle un filete articulado grueso de anillas (un bocado mas suave, no mas fuerte), y por supuesto, aprender a montar mejor para hacer mejor lastransiciones. Pero me he dado cuenta de otro pequeño problema: puedo pararla en casi cualquier situación, pero que pueda detenerla no quiere decir que pueda tranquilizarla. Así pues:
¿como se tranquiliza a un caballo en estas situaciones una vez que se lo ha parada (mas o menos)?
Y lo más importante, ¿que hago para que no se retrote, y que acepte el ir tranquilamente al paso? Cuando trabajo en picadero, a veces me pasa lo mismo. Cuando practico series de transiciones galope-trote levantado o galope-trote sentado, todo va bien. Pero cuando al cabo de un rato de practicar este ejercicio, le doy un respiro y la pongo al paso, me resulta imposible que se esté tranquilamnte al paso, puesto que retrota o sale otra vez a galope, como si una vez que empezara a galopar le fastidiase enormemente volver al paso.
He pensado si mi mano será muy dura, y hago lo posible por suavizarla en estas situaciones, pero no conseguí mucho. Por supuesto, ni siquiera le acerco las piernas para no darle falsas indicaciones. Y por supuesto, monto sin espuelas (¡ni falta me hacen!).
Tambien tengo este problema del retrotar cuando intento alargar el paso. En vez de alargar el paso, sale al trote.
Me da la impresión de que todas las cosas van cogidas de la mano, y de que si consigo ir limando estos pequeños detalles cada vez será más fácil controlarla, y estaré más preparado para imprevistos que surgan en el campo.
Bueno, ya me contareis que opinas. Si habeis llegado hasta aquí, enhorabuena y perdón por el ladrillo.
Un saludo
Sombragris,