Pues por mi parte, estoy convencido, de que el mejor caballo, es aquel con el que nos sentimos a gusto.
Aquel que hace que las horas que faltan para volver a montarlo se hagan muy largas.
Aquel que antes de montarlo nos hace sentir un ligero cosquilleo interior.
Aquel que por la noche nos quedamos pensando en qué hemos acertado, y en que nos hemos equivocado.
Aquel que nos hace sacrificarnos económicamente y quitarnos de otros caprichos, a fin de que no le falte de nada.
¿ un poco cursi no?
Aunque he tenido de varias razas, para mi, la más polivalente para el uso que yo necesitaba, es la Anglo-Arabe.
Saludos
Antonio Sánchez