Creo que esa experiencia la hemos vivido muchos. Hace muchos años comprobé, con desilusión, qué había una gran cantidad de gente dentro del mundo del caballo (No me refiero sólo a tratantes -donde puede tener un pase, sino a competidores de diferentes disciplinas, especialmente salto) que no sentían ningún tipo de amor por sus caballos.
Simplemente los usaban para reafirmar su imagen. Llegué a aborrecer este sector. Ellos eran los auténticos maltratadores de caballos ¡Pobrecitos algunos de ellos! ¡Caballos de gran valor, llevando una existencia que no le desearía a nadie!.
Sin embargo después, también pude ver como algunos de aquellos personajes que, aparentemente, eran los "malos" de la película ("domaores", gente farandulera, feriantes e incluso tratantes de burros) se desvivían porque el caballo no pasara sed o, simplemente, no le acribillaran las moscas.
Un chófer de un carruaje de las Ramblas, por ejemplo, se negaba un día a emprender ruta con dos turistas, argumentando que hacía mucho calor y su caballo necesitaba un respiro. Le plantó un sombrero y se entretuvo largo rato pasándole una esponja humedecida por los ollares y partes delicadas (me encanto verlo).
Un saludo.