Uno de los míos también hace poco empezó a retorcerse de dolor expulsando comida de boca y ollares como si estuviese vomitando. Era tan aparatoso que no sabía si quedarme ahí en su último suspiro o subir corriendo a llamar al vete rezando por que aguantase vivo la media hora que tardarse en llegar.
Decido subir corriendo y le digo al vete entre lágrimas que el caballo está vomitando y que venga corriendo. Entonces él, con voz muy calmada, me dice: "Eso es una obstrucción de esófago que ha soltado. Es totalmente inofensivo, baja y verás que está bien", así que bajo y ahí está el tío, tan normal, con las orejitas levantadas y con cara de no entender a qué viene tanto alboroto.
La vida con caballos.