Personalmente, considero que cualquier ocasión puede ser idonea para enseñarle algo nuevo al caballo, o practicar lo aprendido. Me parece importante tener claro que sólo la repetición de un ejercicio, siguiendo una misma pauta, puede abocarnos al éxito en cualquier empresa que nos propongamos con nuestro caballo.
Aunque el objetivo principal sea el de "desfogar" a un animal estabulado, es una lástima desperdiciar la ocasión de adiestramiento. Para ello, debe mantenerse siempre atento y receptivo a las órdenes, valiéndonos para ello de toda suerte de artimañas y argucias, según la naturaleza del caballo en cuestión.
Yo suelo dar cuerda a mis caballos con ayuda de una brida (provista de filete de goma) y un rendage tipo austríaco o unas simples riendas fijas, asidas al cinchuelo, a la altura adecuada a cada trabajo.
No me gusta pasar la cuerda por la nuca. Prefiero trabajar la incurvación intentando flexibilizar al caballo poco a poco mediante trabajos en círculos concéntricos, realizando suaves transiciones y llamándole la atención cada vez que se despista o pierde la concentración. Cuando consigo su entrega, libero tensión y recompenso, para reanudar el trabajo 30 segundos después. Intento repetir la acción con exactitud, para hacerle entender el objetivo.
Cuando el caballo gira en torno a mí, con una radio de apenas un par de metros, yo retraso ligeramente mi posición, poniéndome a la altura de su grupa, para invitarle a una impulsión más franca y conseguir que la grupa se mantenga en la posición óptima.
Os adjunto esta foto (ya se sabe: una imagen vale más que mil palabras).
Un saludo.