Juanito, tiene usted toda la razón, tal vez este texto habría sido más adecuado:
El caballo con Rabdomiolisis (La enfermedad de los Lunes)
Es invierno y después de unos días sin montar, decides que hay tiempo de escaparse para dar un paseo por la mañana. Tienes algo de prisa así que te montas rápidamente y piensas salir trotando. Pero, de repente, parece que a tu caballo le cuesta salir hacia adelante y su tranco es más corto de lo normal. Se para y está sudando más de lo usual. ¿Pasa algo o es solamente desobediencia?
Si has tenido un caballo con rabdomiolisis, esta historia te puede sonar. Aunque hay muchos estudios hechos sobre este síndrome, es un problema serio para muchos caballos y sus propietarios. Pero, parece ser que disponemos ahora de más soluciones que antes.
Los veterinarios empezaron a diagnosticar este síndrome hace más de un siglo. Ahora los caballos no suelen morir, pero la incidencia de episodios suaves parece aumentar. Esto puede ser un reflejo de que estamos más pendientes de la salud de nuestros caballos o puede estar relacionado con como los manejamos y damos de comer.
Esta condición puede afectar a cualquier tipo de caballo sin importar su raza, valor, edad o sexo. Sin embargo, en algunas razas, hay más casos entre yeguas y potras. Hay cierta confusión sobre esta enfermedad porque los mismos síntomas pueden surgir por causas distintas y por esta razón, su tratamiento y manejo es diferente.
En el siglo XIX y a principios del siglo XX, los caballos en las fincas no trabajaban los domingos. Sin embargo, no se reducía proporcionalmente la cantidad de pienso que recibían y el pienso en sí estaba basado totalmente en mezclas de cereales. De vez en cuando, algún caballo se colapsaba de manera repentina, con daño muscular severo, el Lunes durante el trabajo. Por esta razón, uno de los nombres comunes de esta enfermedad es ?La enfermedad de los Lunes?.
En cuanto se empezó a observar la relación existente con la nutrición y con el manejo de cuadra, disminuyeron de manera importante los casos de esta enfermedad. Pero, en la década de los años 30, se volvieron a ver bastantes casos por la práctica de moda en esos años de proporcionar grandes cantidades de melaza al caballo antes del ejercicio. Se concluyó que la razón teórica de este aumento de casos era que un alto nivel de glicógeno en el músculo que se convertía rápidamente en niveles excesivos de ácido láctico durante el ejercicio y envenenaba las células musculares. Sin embargo, en la década de los años 80, esta teoría no estaba ya aceptada, pues se comprobó que la mayor parte de los caballos que sufrían esta condición, no tenían niveles más altos de ácido láctico en su plasma o músculo que los caballos que no padecían dicha condición, estando ambos grupos de caballos sometidos al mismo nivel de trabajo.
¿Cuáles son los signos clínicos?
Esta condición afecta a los músculos de los caballos a tal nivel que no pueden funcionar normalmente. Pierden la capacidad parcial o total de moverse. Los signos pueden ser tan sutiles como el caso de un pony que no alarga el tranco cuando se le pide, o tan evidentes como el de un caballo que no quiere o no puede moverse. En algunos casos más extremos, el animal puede hasta caerse y no poder levantarse.
Los signos clínicos pueden ser obvios durante el trabajo, pero en el momento en que surge el problema y su severidad, varían entre caballos y varía también con el mismo caballo en ocasiones diferentes. El periodo de tiempo entre crisis puede variar de días a meses aunque el periodo más vulnerable para que se repita el problema es normalmente justo cuando el caballo vuelve al trabajo después de su convalecencia.
Durante un episodio, el animal afectado sufrirá dolor y ansiedad, aunque el nivel varía entre caballo y caballo y depende también del daño sufrido. Normalmente los músculos del dorso, la grupa y de las extremidades traseras serán los principalmente afectados pero en algunos caballos, pueden observarse daños en las cuatro extremidades. Puede haber inflamación en los músculos y el caballo sufrirá dolor local, pero en casos leves puede no notarse. El área afectada es normalmente generalizada y suele afectar a varios grupos musculares; así que si el dolor está muy localizado, puede que sea debido a un problema muscular que no esté relacionado con rabdomiolisis.
¿Cuál es la Causa?
La mayor parte de los caballos que sufren esta enfermedad, son susceptibles a padecer la misma. De hecho, la causa puede tener alguna raíz genética. En estos caballos, cuando se juntan varios factores de riesgo como mal manejo de cuadra o si hace frío o calor excesivo, si padecen alguna infección o cojera, si padecen un desequilibrio hormonal, una dieta alta en almidón o un periodo de estrés en combinación con ejercicio, da lugar a una crisis.
Por el gran rango de factores que pueden causar el problema, las medidas que se toman con un caballo puede que no funcionen con otro. Hay dos grupos principales que padecen causas específicas y diferentes que han sido descubiertos en los últimos 10 años, de los que hablaremos más tarde.
Diagnostico y Tratamiento
Es importante saber que en algunos casos, el problema puede haber sido causado por una combinación de factores negativos que jamás volverán a surgir. Así pues es probable que cuando el caballo o pony vuelva a trabajar, nunca volverá a padecer la dolencia. Otros caballos parecen sufrir continuamente esta dolencia, aunque se les hagan todo tipo de tratamientos y sean cuidados con un manejo especial. Es importante reconocer que, aunque el caballo haya sufrido un episodio agudo confirmado de rabdomiolisis, cuando esté algo ?tieso? es automáticamente otro caso. Sin embargo, es cierto que cuando un caballo ya ha demostrado padecer esta enfermedad en más de una ocasión, es posible que vuelva a recaer, a pesar de someterlo a unos cuidados correctos.
Un diagnóstico provisional está normalmente basado en la historia clínica del caballo en combinación con los signos clínicos, y se confirma con pruebas de sangre en las que se mide la Creatina Kinase: CK y Aspartate Amino Transferase:AST y en el caso de MAP con una biopsia del músculo.
El tratamiento por el veterinario puede variar según la severidad del problema. Su objetivo es evitar dañar todavía más al músculo, disminuir el dolor, el estrés y devolver el caballo a óptimos niveles de fluidos. Un seguimiento antes y durante la recuperación y la vuelta al trabajo, utilizando pruebas de sangre, puede ayudar, especialmente al caballo que ha sufrido repetidos episodios del problema.
El veterinario puede también determinar los requisitos y las proporciones apropiadas de electrolitos con una muestra de la sangre y orina del caballo para llevar a cabo un análisis de la excreción fraccional de electrolitos.
En caballos que sufren de Rabdomiolisis Recurrente Post Ejercicio, hace falta una serie de biopsias musculares y análisis intensivos para confirmar el diagnóstico, así que raramente se confirma realmente la enfermedad. Esta enfermedad la suelen sufrir las razas Pura Sangre Ingles y Árabe, especialmente potras nerviosas que están en trabajo.
En caballos que sufren Miopatía por Almacenamiento de Polisacáridos (MAP) hay un defecto en la manera en que el caballo sintetiza la glucosa en el músculo. No hay ninguna raza en especial que sufra este tipo de enfermedad, se encuentran casos en todo tipo de caballos. El glicógeno estará hasta cuatro veces por encima de lo normal, habrá un compuesto anormal de un tipo de polisacárido en su músculo y su nivel de CK será elevado. Los factores que más causan episodios y recaídas son: descanso durante varios días seguidos, infección y dieta inadecuada. MAP no está relacionado con el caballo de carácter nervioso.
¿Cómo se puede prevenir?
Aunque no hay nada que garantice que no vuelva a ocurrir, hay unos procedimientos de manejo y dieta que pueden ayudar a reducir el riesgo del problema.
En algunos caballos, el estrés puede ser un factor importante que puede causar una crisis. Así pues cualquier acción que reduzca el nivel de estrés que sufre el caballo disminuirá el riesgo de que se repita el episodio. Por ejemplo:
Si el caballo está más tranquilo trabajando con otros caballos, debe trabajar con otros caballos y si por el contrario, está más tranquilo trabajando solo, debe trabajar solo.
Si se pone nervioso a la hora de comer, debe comer antes que los demás caballos para evitar el subsiguiente estado de ansiedad.
Respetar la rutina del caballo lo máximo posible.
Si el caballo viaja peor en algún sitio en particular en el camión o en el remolque, intentar encontrar una manera para que viaje mejor.
Si va a un concurso, intentar que esté en un box o en un lugar tranquilo, lejos de las pistas, donde no pase ni la gente ni caballos desconocidos.
Si se trata de un animal con mucho temperamento, no debemos dejarlo galopar a toda velocidad pues esto podría causar un episodio.
Otros consejos de manejo son:
Hay que tener más cuidado con el calentamiento cuando empieza el trabajo y también cuando termina, hay que dar más tiempo para que el caballo se enfríe totalmente antes de regresar a la cuadra.
El caballo debe trabajar algo todos los días y debe descansar los menos días posibles.
Si el caballo no va a trabajar después de unos días de descanso, reduzca la cantidad de cereales de su dieta, desde la noche anterior hasta medio día antes del primer día que trabaje.
Utilice las mantas apropiadas según el tiempo que haga. Si el caballo está esquilado, asegurese de que no coja frió. Tampoco debe pasar calor. Si se despierta por la mañana sudado, hay que poner una manta más fina.
Si hay factores claros que han contribuido a causar el problema, se deben evitar estas circunstancias a toda costa. (Ej. Cansancio extremo, utilizar el caminador, si no se reduce el pienso en los días de descanso normal o descanso prolongado.)
La dieta más apropiada depende del caballo, su disciplina, su historia y su nivel de trabajo. Pero hay unos principios que se deben respetar siempre:
La mayor parte de lo que come el caballo debe ser forraje, hierba de pasto, algo alfalfa o heno. Pero el caballo no debe recibir grandes cantidades de alfalfa.
El caballo no debe tener acceso a pasto ilimitado. Se debe cortar la hierba para que el caballo pueda picotear, pero no empacharse.
Se debe equilibrar la dieta para asegurar las proporciones correctas de minerales, calcio y fósforo.
Si los requisitos de energía que tiene el caballo no son suficientes con sólo forraje, hace falta añadir un pienso bajo en almidón y melaza o un suplemento. Se debe controlar la cantidad de azúcar que consume este tipo de caballo.
Se ha recomendado que un caballo que sufre de mioglobinuria no reciba más de 2,2 Kg. diarios de pienso compuesto.
El aceite vegetal (Puede ser aceite de girasol, de maíz, soja o germen de trigo) es una fuente apropiada de energía para el caballo que ha sufrido un crisis de mioglobinuria. Debe ser de calidad para uso humano para asegurar que al caballo le guste y se debe introducir poco a poco. Si se añade aceite a la dieta, hay que subir el nivel de Vitamina E que recibe y bajar el nivel de almidón.
No se debe añadir salvado a la dieta porque desequilibra las proporciones de calcio/fósforo.
La Sal
A todos los caballos se les debe proporcionar sal en su dieta. Para el caballo en descanso o trabajo ligero es normalmente suficiente una piedra de sal. No se deben utilizar bloques de sal con fórmulas elaboradas para otros animales. Para el caballo en trabajo medio o el caballo que suda con facilidad, se debe añadir un cucharón de sal gorda a su ración de pienso. La cantidad recomendada es aproximadamente de unos 14g./día a 56g./día, dependiendo del calor y cantidad de trabajo. Si el caballo no quiere comer el pienso u orina más de lo normal, reduzca el nivel de sal.
Se ha demostrado que se pueden prevenir episodios de rabdomiolisis con el uso de un electrolito apropiado (calcio, magnesio, sodio y potasio). Así que la dieta diaria debe proporcionar estos elementos en sus correctas proporciones.
El selenio, con la encima glutationa preoxidase y Vitamina E ayudan a proteger al caballo contra el daño celular producido por radicales libres. Por esta razón, estos son los nutrientes antioxidantes más importantes para todos los caballos, incluso cuando no sufren esta enfermedad. Pero, una deficiencia de Vitamina E o Selenio, en la mayoría de los casos, no es la causa principal, sino solo un factor que puede contribuir entre otros a una crisis. El caballo que es susceptible de padecer este síndrome debe recibir niveles más altos de Vitamina E y selenio. El nivel mínimo recomendado es 160ui/Kg. DM de Vitamina E. Si se está utilizando aceite en la dieta del caballo como fuente energética, el nivel de selenio debe estar en 0.2mg/Kg. DM.
¿Qué hago si sospecho que mi caballo sufre de rabdomiolisis?
Inicialmente
Llamar al veterinario. No obligue al caballo a moverse ni caminar. Si es posible, el veterinario debe tratar al animal en el lugar del ataque.
Si el caso es agudo, es mejor transportar al caballo hasta un lugar donde se le pueda tratar. Aseguresé de que la rampa no es muy empinada y de que el caballo esté sujeto durante el transporte, pues podría caerse.
Guarde el caballo en una cuadra seca, limpia y libre de corrientes. Hay que poder ver si el caballo ha orinado.
Proporcione un heno de nivel nutrional suave (no alfalfa) y una cantidad pequeña de pienso mojado alto en fibra y bajo en cereales.
Después
Si el caballo empieza ya a moverse en su cuadra durante varias horas, no hay signos de dolor y su orina tiene un color normal, ya está entrando en la siguiente fase.
Se puede soltar al caballo en un cercado pequeño a pasto corto.
Se debe poner el pienso y el agua en lugares que obliguen al caballo a moverse suavemente.
Si el caballo tiene un carácter nervioso, es posible que haga falta un tranquilizarle. En este caso debe consultar a su veterinario.
Cuando ya empieza a trabajar
En casos no agudos, después de 2 o 3 días de descanso en el prado, se puede empezar a montar, si el veterinario no dice otra cosa. En otros casos más agudos, hay que esperar hasta que en análisis, los niveles de encima muscular hayan vuelto a la normalidad.
Se debe evitar dar cuerda, utilizar el caminador o cualquier otro trabajo que obligue al caballo a trabajar en círculos pequeños. También se debe evitar el trabajo en cuesta.
Hay que aumentar el trabajo en fuerza y duración poco a poco. Si el caballo está fuerte, trabájalo de manera que se mantenga en todo momento tranquilo.
Debe trabajar o estar por lo menos suelto en un cercado todos los días pero no debe tener acceso a mucho pasto.
Disminuir el trabajo y el pienso si hay alguna infección respiratoria vírica en la cuadra.
¿Qué es el síndrome de rabdomiolisis?
Hay cierta confusión con esta enfermedad por que los mismos síntomas surgen por razones totalmente distintas y hay una variación en el tratamiento y manejo según el origen de la enfermedad.
Esta enfermedad afecta los músculos de caballos de todas las edades, razas o sexo. El caballo pierde parcial o totalmente la capacidad de moverse. Un caso leve puede ser un caballo de doma que de repente no alarga o un caballo de carreras que pierde velocidad en la etapa final de una carrera. En casos graves el caballo puede morir.
El caballo que ha padecido una crisis de rabdomiolisis normalmente es susceptible a la enfermedad y puede volver a sufrirlo en otras ocasiones.
Cuando un caballo tiene una predisposición de padecer la enfermedad, los factores que le causan la enfermedad pueden ser diferentes y los tratamientos que funcionan en un individuo puede que no funcionen con otro.
Hay dos grupos con causas específicas que han sido descubiertos. Una de las causas es por una alteración de la contractibilidad muscular o asociación de la excitación. Este grupo es más común entre las potras de PSI y Árabes en el hipódromo. El otro subgrupo esta relacionado con defectos en almacenamiento de carbohidratos y/o su utilización.
El tratamiento depende del nivel del problema y su objetivo es evitar dañar todavía más al músculo, disminuir el dolor y estrés y devolver al caballo a niveles de fluidos óptimos.
No hay un protocolo ni procedimiento que pueda garantizar que el caballo no vuelva a caer en una crisis de rabdomiolisis. Sin embargo, un manejo correcto que incluya una dieta especial, puede ayudar a disminuir la posibilidad o frecuencia de problemas futuros.
Artículo publicado en la revista Ecuestre enl 2004