Yo tambien comparto vuestra opinión de que un caballo debe aprender a ser caballo y en sus primeros años nosotros somos "meros colaboradores", nada más, estamos con ellos, les enseñamos "algunas normas" que aceptan como algo natural (llevar cabezada, dejarse ramalear y aprender a querernos), lo demás llega con el tiempo.
A mi potrilla desde el día que nació yo me acostaba a su lado entre la paja, pero lo más curioso es que durante la preñez de la yegua yo me dedicaba a dar largos paseos con ella (del ramal, por supuesto, sin montar) y me quedaba también en el campo tranquilamente sentada mientras ella pastaba, después le daba una buena sesión de cepillado y le hablaba, le hablaba muchísimo, y cuando nació la potrita, descubrí que la encantaba que le pasara el cepillo por el cuerpo y que mi voz no le resultaba desconocida, ¿qué como lo supe?, porque cuando un animal recien nacido está a tu lado y te permite tumbarte y abrazarlo y después le tocas, le cepillas y se le pone esa expresión dulcemente placentera en la cara, está claro, no?.
A mí me basta y me sobra con estas pequeñas cosas, lo demás ya irá aprendiéndolo poquito a poco, siempre intento ponerme en el lugar del caballo (dificil, ya lo sé), pero si yo fuera un potro no me gustaría que me "domaran" tumbandóme en el suelo entre unos cuantos, aunque fuera indoloro, sigue pareciéndome un método humillante, cuando entre los humanos alguien quiere someter a otro, eso es lo que hace, le "dobla" la voluntad, el cuerpo...
Sigo convencida de que la colaboración es la forma, el método por excelencia, que el caballo quiera colaborar y participar porque se siente a gusto contigo, porque te conoce después de años y confía en tí, para mí eso es la verdadera y auténtica comunicación, y me encanta que alguien experimentado, venga y me diga: -Mira eso que haces está bien, pero yo también hago esto otro y puede que te funcione-, eso me parece estupendo, pero si alguien te insinua que tus actuaciones son lamentables e incorrectas y que él tiene la fórmula bla bla, bla, mi decepción no tiene límites, sé que me encuentro ante una persona que no va a ayudarme desinteresadamente, y los hay, que todos hemos sufrido experiencias de ese tipo.
He leído un poco a Lucy Rees, y me gusta como "siente" a los caballos, he aprendido algunas cosas con sus métodos, pero la mente del caballo es un tema complicado, yo me río, porque ni siquiera conocemos la mente humana, y nos dedicamos a indagar en los vericuetos de otras criaturas. Por eso, me inclino más a dejarme llevar por el impulso, el corazón, porque en definitiva, si algo nos une al resto de seres vivos, es que ellos también pueden sentir, y que ese instinto irracional lo compartimos tanto humanos como animales, quizás no puedan "procesar una información" de forma elaborada como nosotros, pero SI ENTIENDEN DE CARICIAS, de cariño y de palabras amables. Para mí ese es el verdadero lenguaje y el que me encantaría aplicar con mis caballos y por supuesto también con las personas, je je je, pero eso es un poco más difícil.
Un saludo a todos.
"En cada momento de nuestras vidas tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo".