Andia, y que me dices de ese olorcillo que se nos queda pegado ?
Después de toda una jornada rodeado de caballos, en el picadero, con todas esas consecuencias que tu comentas y añadir que donde hay caballos suele haber perros y muchas veces también gatos. Como uno ya va vestido de guarro, les dejas que se suban encima, que te chupeteen, etc. Yo que soy muy perezoso para cambiarme de ropa, me suelo ir así vestido a casa, para cambiarme allí, confiando en no encontrarme con nadie en el camino del coche a la puerta. Por desgracia a veces coincido con alguien en el ascensor y parece como que huyen de mi. ¡ Que raros son mis vecinos !
Y si llevas en el maletero un par de sudaderos para lavar en casa, o simplemente el olor de la ropa de montar que se va pegando a los asientos del coche ...
mmmmm
vaya deporte de pijos!!!