No pasa nada Iris, yo también me perdí el parto de mi yegua porque se adelantó once días, y claro, cuando llegué a las cuadras, la potrilla tenía seis horas de vida, pero fue igualmente estupendo. La yegua parió solita, por la noche y sin ayuda de nadie, y cuando llegó el señor que las alimenta y atiende, se encontró con el retoñito allí entre la paja.
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Yo he ido aprendiendo poco a poco cómo se debe cuidar al potro y a la madre, aunque la naturaleza es tan estupenda que nos ahorra prácticamente todo el trabajo cuando tanto la madre como el hijo se encuentran bien. Aún así, siempre hay unas normas que cumplir, como desinfectar diariamente durante algo más de una semana, la pequeña cicatriz que tiene el potrillo debido al cordón umbilical.
En cuanto al instinto maternal, también es cierto, siempre hay casos de madres que no quieren a sus hijos ni en pintura, y se niegan a alimentarles, pero no es lo normal.
Un saludo Iris
Isobella.
"En cada momento de nuestra vida tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo"