a mi el tema me parece interesante, se agradece la propuesta y la participación, mil gracias, me interesa y mucho el tema
Rescato este texto de la pag. 93, del libro de la jinete Jane Savoie
Aplicación práctica de la modificación del comportamiento.
Ahora que ya estamos familiarizados con el concepto de modificación del comportamiento, pasamos a su utilización práctica en el entrenamiento. He elegido, como ejemplo, colocar el caballo delante de la pierna. Esto requiere que el caballo avance con ganas por medio de ayudas suaves; una meta deseada por los jinetes de todas las disciplinas.
¿alguna vez hemos montado a un caballo que necesite mucha pierna, o que no tenemos fuerza suficiente para mandarle hacia delante?. Para empezar, hemos de ser lo suficientemente fuertes como para controlar nuestras piernas y que éstas permanezcan inmóviles en los costados del caballo. Pero para aplicar las ayudas no necesitamos la fuerza bruta. Después de todo, no somos nosotros los que hacemos que un animal de gran tamaño avance, se mueva lateralmente o amplíe su tranco. Lo que hacemos es pedirle que haga estas cosas a través de una señal o ayuda o señal.
Si necesitamos utilizar la fuerza para conseguir el movimiento hacia delante, sólo puedo decir que nuestro caballo nos ha entrenado muy bien. El proceso, con toda probabilidad, empezó inocentemente cuando un buen día aplicamos las piernas con suavidad para pedirle que avanzase. No lo hizo y aplicamos más presión, respondió un poco y así nos recompensó por apretar más las piernas. La vez siguiente tuvimos que apretar las piernas todavía más. Con el tiempo, el caballo se vuelve cada día más “lerdo”. Así que cada día tenemos que trabajar más y terminamos exhaustos y tenemos que darnos continuos descansos. Antes de que nos demos cuenta, ¡el caballo nos habrá entrenado perfectamente!
Si esto nos resulta familiar, entonces en evidente que necesitamos poner al caballo por delante de nuestra pierna. Tendremos que empezar por el proceso de volver a sensibilizarle a nuestra piernas. Quizás nuestro caballo tenga quince años y lleva “vagueando” tanto tiempo que pensemos que jamás volverá a responder a una ayuda ligera de nuestras piernas. Bien observémosle atentamente un día de verano y su reacción ante las moscas. Sólo tienen que posarse sobre él para que las ahuyente latigueando la cola, resulta que nuestro “insensible “ amigo ahora es suficientemente sensible como, para sentir una mosca que se posa sobre él ………. ( y sigue) ….
Cada segundo que pasamos montando, estamos entrenando o desentrenando al caballo. Por ello, seremos coherentes. No es justo que insistamos en que nuestro caballo vaya por delante de la pierna cuando, después del trabajo, nos tomamos un descanso o nos vamos al campo y volvemos a utilizar ayudas prolongadas, fuertes y pesadas. Hay muchos puntos grises en el entrenamiento, pero el de ir hacia delante no es un o de ellos. O nuestro caballota al cien por cien delante de la pierna o no avanza lo suficiente, aquí no hay término medio.