Hola, Sue:
Lo escribí hace tiempo a modo de "resumen". Espero que te sirva para aclararte dudas.
¿Por qué los potros se parecen a sus padres en mayor o menor medida, si la contribución genética de cada progenitor es la misma, es decir, si la mitad de los genes de un potro proviene del padre y la otra mitad, de la madre?
El genoma del caballo está constituido por 64 cromosomas agrupados en 32 pares. De cada par, un cromosoma es heredado de la yegua y otro, del semental. Todos los pares están formados por dos cromosomas coincidentes, a excepción del par de cromosomas sexuales X e Y, que son distintos (en un post anterior habíamos adelantado que el cromosoma X tiene un tamaño mucho mayor que el cromosoma Y, como puede observarse en la siguiente imagen). Las yeguas tienen un par de cromosomas “XX” coincidentes, pero los caballos tienen un par de cromosomas “XY”.
Cariotipo de un caballo
Un cromosoma es en realidad una cadena en la que se suceden distintos genes. Cada gen define una característica y se encuentra ubicado en una posición (locus) determinada de un cromosoma.
Las distintas formas en las que puede presentarse un gen se denominan “alelos”. Un gen puede tener uno, dos, tres o más alelos; por ejemplo: el gen MC1R posee formas alternas que producen la pigmentación roja o negra del pelo.
Cuando un alelo paterno y su alelo homólogo materno son idénticos, nos referimos a ese par de alelos con el término “homocigoto”. Cuando el alelo paterno y su alelo homólogo materno son distintos, nos encontramos ante un par de alelos “heterocigoto”. Un alelo de un par heterocigoto es
recesivo cuando la característica que representa no se expresa y es
dominante cuando se expresa igualmente en el caso de pares de alelos heterocigotos y homocigotos.
En el caso de los pares heterocigotos, si bien los alelos dominantes ocultan la expresión de los alelos recesivos, ambos alelos,
dominantes y recesivos, se transmiten por separado. Esto posibilita la reaparición de características recesivas en la siguiente generación.
Por otro lado, nos encontramos el fenómeno biológico de
recombinación genética denominado “
sobrecruzamiento”. El sobrecruzamiento es el intercambio recíproco de segmentos de material genético entre dos cromosomas homólogos producido por la rotura simétrica y la unión cruzada de los extremos de dichos segmentos, que suele producirse durante la meiosis, es decir, durante el proceso de reproducción celular por el cual una célula de 64 cromosomas experimenta dos divisiones celulares sucesivas para generar cuatro gametos (células reproductoras: óvulos o espermatozoides) de 32 cromosomas cada uno, que están destinados a fusionarse con gametos de otro individuo.
Cada nuevo gameto recibe sólo un cromosoma de cada una de las parejas de cromosomas de la célula a partir de las cual se origina (véase ilustración anterior). Esto explica que la mitad de los espermatozoides del semental (cuyo par de cromosomas sexuales es XY) contenga un cromosoma sexual X y la otra mitad de los espermatozoides contenga un cromosoma sexual Y, mientras que todos los óvulos de la yegua (cuyo par de cromosomas sexuales es XX) contienen un cromosoma sexual X. Tras la fecundación del óvulo por el espermatozoide, la célula resultante, llamada cigoto, contiene nuevamente 64 cromosomas: 32 heredados de la yegua y 32 heredados del semental.
Dejando a un lado el sobrecruzamiento, otro fenómeno que garantiza la diversidad genética es el hecho de que
los genes heredados de un progenitor no tienden a permanecer juntos. Dos pares distintos de alelos de un mismo individuo se transmiten de forma independiente cuando se encuentran en distintos cromosomas. ¿Por qué? También durante la meiosis, los cromosomas son susceptibles de sufrir el fenómeno de la “
transposición”: los cromosomas homólogos se transponen de manera aleatoria antes de producirse la primera división celular. La transposición aleatoria de 32 pares de cromosomas da lugar a millones de posibilidades en lo que se refiere a la combinación de cromosomas de cada gameto.
Llegado el momento de la
fecundación, que también es un proceso aleatorio, los millones se posibles combinaciones cromosómicas del óvulo, multiplicados por los millones de posibles combinaciones cromosómicas del espermatozoide hacen que el nuevo ser sea único.
Por todo esto, cada potro tiene rasgos de su padre y su madre y es distinto de sus hermanos, si bien todos ellos tienen rasgos similares.
Aunque la probabilidad es ínfima, existe la posibilidad de que dos potros hermanos de padre y madre no tengan genes en común o tengan todos sus genes en común. La combinación aleatoria de los cromosomas durante la formación de los gametos impide predecir la proporción exacta de genes que tendrán en común. Sólo es posible calcular un valor medio para el grupo de hermanos de padre y madre como tal.
Así es la genética y, por ello, en la práctica, tampoco puede darse por sentado que todo hermano de padre y madre de un semental contrastado se convertirá en un buen reproductor.