Rod, si quieres un deporte sin riesgo, haz como un compañero mío que siempre dice que a él, como no se le rompa la pata del sofá...
Todos los deportes tienen su riesgo, unos más y otros menos. La equitación también tiene el suyo, el caballo es un ser vivo y tener el control de la situación al 100% es muy díficil. Como te han comentado, es bueno empezar con un caballo manso que puedas controlar hasta que adquieras las habilidades y las actitudes necesarias, después ya puedes pasar a otros tipos de caballo.
En su momento yo también pasé mucho miedo montando a caballo por temor a no poder controlar la situación. Pero me pudieron las ganas. Tuve una lesión bastante grave hace ahora poco más de un año y tuve bastantes presiones en mi entorno (la familia, los amigos, el jefe) para que lo dejara. Pero yo no podía ni planteármelo, el simple hecho de pensar en no volver montar a caballo me hacía sentirme sumamente infeliz. Como si aquella caída del caballo me hubiera incapacitado para seguir montando, como si hubiera hecho de mí una inválida mental, que no física. Así que tan pronto como pude volví a montar, y he pasado algún mal ratillo pero las satisfacciones me han compensado con creces por todos los malos ratos, hasta el punto que ya no
recuerdo que era de mí antes de montar a caballo.
Si te gusta sigue, te está esperando un mundo totalmente nuevo, y no tiene nada que ver con el riesgo, sino con la maravillosa relación jinete/caballo.
Besos,
Casey
Todos los deportes tienen su riesgo, unos más y otros menos. La equitación también tiene el suyo, el caballo es un ser vivo y tener el control de la situación al 100% es muy díficil. Como te han comentado, es bueno empezar con un caballo manso que puedas controlar hasta que adquieras las habilidades y las actitudes necesarias, después ya puedes pasar a otros tipos de caballo.
En su momento yo también pasé mucho miedo montando a caballo por temor a no poder controlar la situación. Pero me pudieron las ganas. Tuve una lesión bastante grave hace ahora poco más de un año y tuve bastantes presiones en mi entorno (la familia, los amigos, el jefe) para que lo dejara. Pero yo no podía ni planteármelo, el simple hecho de pensar en no volver montar a caballo me hacía sentirme sumamente infeliz. Como si aquella caída del caballo me hubiera incapacitado para seguir montando, como si hubiera hecho de mí una inválida mental, que no física. Así que tan pronto como pude volví a montar, y he pasado algún mal ratillo pero las satisfacciones me han compensado con creces por todos los malos ratos, hasta el punto que ya no
recuerdo que era de mí antes de montar a caballo.
Si te gusta sigue, te está esperando un mundo totalmente nuevo, y no tiene nada que ver con el riesgo, sino con la maravillosa relación jinete/caballo.
Besos,
Casey