No es casualidad que se usen caballos tanto para hacer terapia física como mental. A nivel físico, es el deporte más completo que existe, junto a la natación, usas cada músculo de tu cuerpo y el movimiento del caballo viene genial para destensar contracturas. A nivel mental, el movimiento del caballo calma a las personas con Asperger y al resto nos obliga a estar presentes en el aquí y en el ahora, creemos que pensamos en muchas cosas montando, pero en realidad, más que la cantidad (que también), es la concentración requerida, lo que vacía nuestra mente de absolutamente todo el resto del mundo y problemas por el tiempo que estamos encima del caballo.
Además, la forma de ser de estos animales, el hecho de estar interactuando con un animal y compartir momentos con un animal, segrega un montón de químicos de la felicidad en nuestros cerebros.
Os puedo contar historias preciosas que me han contado a mí, como el caso de la mujer con autismo profundo que tras años de terapia y medicación por parte de un ejército de profesionales que no tuvieron éxito, comenzó a emitir sus primeras palabras el día de la semana en la que se la llevaban a hacer terapia con caballos. O el peligrosisímo presidiario que no sentía ni pizca de empatía que empezó a tenerla por primera vez tras pasarse una temporada cuidando los caballos de un centro.