Hola a todos,
Antes de nada deciros que no he escrito antes porque he estado dedicando todos mis esfuerzos a otro tipo de doma, no menos arriesgada, como sabréis los que os habéis casado, que al igual que con caballos hay que trabajar mucho para después disfrutar. Aunque en mi caso no me ha quedado claro quién es el domador y quién el domado.
En cuanto al mundo del caballo, daros las gracias por vuestra colaboración con opiniones y consejos, que me han sido bastante útiles, y os cuento mi experiencia (intentaré ser breve):
Como os dije, decidí ponerme en manos de un profesional, y contacté con el más cercano. Antes de llevar el caballo a sus instalaciones vino a vernos, sobre la marcha me dio unas lecciones magistrales sentando cátedra, pero cuando le comenté que montase y yo viese cómo se hacen las cosas me contestó que a ese caballo no se subía porque tenía mucho nervio, y era muy complicado. No sé si acertado o no, decidí sobre la marcha no seguir, porque si bien es verdad que el caballo tiene nervio, aun no estando entero, es un animal muy noble, y pensé qué clase de profesional era.
Poco después decidí hacer la marcha a Guadalupe con mi amigo Pedro, y ahí es donde ha cambiado todo. Durante los días de camino hicimos ejercicios de alejarnos el uno del otro, siempre arropados de otros caballos. Al principio nos ofrecieron resistencia, luego protestas por parte de los dos caballos, pero al final nos podíamos ir con tranquilidad de un lado para otro sin problemas.
Cuando hemos vuelto a nuestra rutina parece que los caballos son otros. No es que todo sea de color de rosa. Cuando salgo solo, al principio siempre intenta darse la vuelta, pero si, con energía, y sin voces, le repito la orden, ya no tengo problemas. Con la más mínima voz se pone nervioso y no consigo nada más que ofuscarme.
Por último, contaros que un señor me ha acogido como alumno, sin cobrar más que la compañía mía y del caballo. No tiene cursos de equitación ni nada parecido, empezó a montar a caballo para ayudar a su padre con las vacas, y ahora, sin vacas, monta por gusto. Me ha enseñado mucho, para empezar a dominar el caballo, sin malos tratos ni voces (piensa que antes me llevaba el caballo a mí y no yo a él). Y partir de ahí ha cambiado la longitud de mis estribos, mi posición en la montura, me han enseñado a cambiar de aires con más naturalidad, utilizar mejor las órdenes con las piernas…En fin ahora estoy empezando a aprender y a disfrutar del nervio que tiene mi caballo.
Como veis ahora la vida me sonríe en todos los sentidos.
Muchas gracias a todos.
Antes de nada deciros que no he escrito antes porque he estado dedicando todos mis esfuerzos a otro tipo de doma, no menos arriesgada, como sabréis los que os habéis casado, que al igual que con caballos hay que trabajar mucho para después disfrutar. Aunque en mi caso no me ha quedado claro quién es el domador y quién el domado.
En cuanto al mundo del caballo, daros las gracias por vuestra colaboración con opiniones y consejos, que me han sido bastante útiles, y os cuento mi experiencia (intentaré ser breve):
Como os dije, decidí ponerme en manos de un profesional, y contacté con el más cercano. Antes de llevar el caballo a sus instalaciones vino a vernos, sobre la marcha me dio unas lecciones magistrales sentando cátedra, pero cuando le comenté que montase y yo viese cómo se hacen las cosas me contestó que a ese caballo no se subía porque tenía mucho nervio, y era muy complicado. No sé si acertado o no, decidí sobre la marcha no seguir, porque si bien es verdad que el caballo tiene nervio, aun no estando entero, es un animal muy noble, y pensé qué clase de profesional era.
Poco después decidí hacer la marcha a Guadalupe con mi amigo Pedro, y ahí es donde ha cambiado todo. Durante los días de camino hicimos ejercicios de alejarnos el uno del otro, siempre arropados de otros caballos. Al principio nos ofrecieron resistencia, luego protestas por parte de los dos caballos, pero al final nos podíamos ir con tranquilidad de un lado para otro sin problemas.
Cuando hemos vuelto a nuestra rutina parece que los caballos son otros. No es que todo sea de color de rosa. Cuando salgo solo, al principio siempre intenta darse la vuelta, pero si, con energía, y sin voces, le repito la orden, ya no tengo problemas. Con la más mínima voz se pone nervioso y no consigo nada más que ofuscarme.
Por último, contaros que un señor me ha acogido como alumno, sin cobrar más que la compañía mía y del caballo. No tiene cursos de equitación ni nada parecido, empezó a montar a caballo para ayudar a su padre con las vacas, y ahora, sin vacas, monta por gusto. Me ha enseñado mucho, para empezar a dominar el caballo, sin malos tratos ni voces (piensa que antes me llevaba el caballo a mí y no yo a él). Y partir de ahí ha cambiado la longitud de mis estribos, mi posición en la montura, me han enseñado a cambiar de aires con más naturalidad, utilizar mejor las órdenes con las piernas…En fin ahora estoy empezando a aprender y a disfrutar del nervio que tiene mi caballo.
Como veis ahora la vida me sonríe en todos los sentidos.
Muchas gracias a todos.