si que es estupendo galopar por la playa, aunque yo tuve una experiencia de la que ahora me rio, pero en su momento terminé un tanto hartita.
Alquilamos unos caballos y salimos 5 personas, mi marido y yo, el guía y otra pareja. Cuando me dió la yegua me dijo 'esta es guena guena, si te gusta te la vendo'
y después de pasear un poco, con una ida de caña llegamos a la playa... A mi me hubiese gustado ir con el resto del grupo, pero la yegua tomó la iniciativa y salió corriendo; cuando me había alejado un poco hice un círculo para alcanzar al grupo, pero al ver que nos adelantaban aceleró un poco más. Llegados a este punto pensé que se cansaría y me apliqué el cuento de la paciencia, 'ala corre que ya pararás'. Pues me equivoqué, no conseguí que parara hasta que ya estabamos muy cerca de la cuadra.
Eso si lo de galopar por la arena una delicia, lástima que me hubiese gustado ir con los demás.
Después del tiempo y las clases que han pasado desde entonces, supongo que ahora la cosa sería distinta, pero la verdad es que tuve momentos de desesperación. La metía en la arena seca (aunque el guía no paraba de decirme que por la húmeda) que les cuesta más, porque hice mogollón de círculos para no alejarme demasiado, o por el agua (poquito) y le traía todo al fresco. Supongo que me trinqué y se le calentó la boca o que se yo.