He encontrado este relato en una pg web me ha gustado y lo cuelgo para poder compartirlo con vosotros.
Yo tengo una alegría que tiene por nombre Rocio. Ella y sólo Ella es mi alegría; mi alegría de vivir, mi alegría de amar, de ilusionarme, de soñar, de sentir la vida de una forma muy especial... Y es por ello por lo que me siento dichosa, orgullosa y feliz.
No hay más nombres, ni hay más significados, no hay más reglas, no hay más símbolos, ni más píropos, ni más preguntas, ni más amores, ni más verdades... SOLAMENTE ROCIO.
Es en torno a su nombre en donde yo dibujo, a mi antojo, mi propio paraíso. Un paraíso hecho a base de infinidad de gracias y de incesantes oraciones y plegarias. Con un continuo olor a flores recien regadas y a un cielo claro y límpio, que se refleja en un espejo marismeño que Dios creó para mirarse en él y poder contemplar la perfección más pura y más serena. Se respiran aromas de tranquilidad, de calidez y de paz. Allí, el arcoiris se desliza entre unas paredes blancas, de cal, dejando ráfagas y destellos sobre la imagen de una Reina; creando la más bella armonía de colores que jamás se haya visto.
En mi paraíso no existen engaños, ni egoísmo, ni soberbia, ni ambición, ni odio... SOLAMENTE ROCIO.
Hace tiempo que inicie mi camino hacia Ella y, desde entonces, el caminar se hizo más liviano y comodo. Sí, ¿qué se entrecuzan caminos?... Por supuesto. Pero sólo en uno, se atisba una luz al fondo. Y es en ese camino donde os encontré, amigos mios. ¿Cómo abandonarlo?... ¡¡¡En la vida!!! Ni quiero, ni puedo.
No es coincidencia, ni pura casualidad del destino. Sobre todo, con estos tiempos que corren. Ella quiso hacerse presente a cada uno de nosotros de esta forma: conociendonos.
Por eso, hermanos (en el Rocio y en la vida), tengo una alegría que tiene por nombre Rocio. Y mi Rocio es Ella. Mi Rocio sois vosotros.
Entonces me emocionó y hoy lo hace aún más. Con más razón que entonces hoy sigo dándole gracias a la Señora por el camino que puso ante mí y por tantos y tantos que me acompañan en el caminar por él.
HOY MI ALEGRÍA SIGUE LLAMÁNDOSE ROCÍO
¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO!
Yo tengo una alegría que tiene por nombre Rocio. Ella y sólo Ella es mi alegría; mi alegría de vivir, mi alegría de amar, de ilusionarme, de soñar, de sentir la vida de una forma muy especial... Y es por ello por lo que me siento dichosa, orgullosa y feliz.
No hay más nombres, ni hay más significados, no hay más reglas, no hay más símbolos, ni más píropos, ni más preguntas, ni más amores, ni más verdades... SOLAMENTE ROCIO.
Es en torno a su nombre en donde yo dibujo, a mi antojo, mi propio paraíso. Un paraíso hecho a base de infinidad de gracias y de incesantes oraciones y plegarias. Con un continuo olor a flores recien regadas y a un cielo claro y límpio, que se refleja en un espejo marismeño que Dios creó para mirarse en él y poder contemplar la perfección más pura y más serena. Se respiran aromas de tranquilidad, de calidez y de paz. Allí, el arcoiris se desliza entre unas paredes blancas, de cal, dejando ráfagas y destellos sobre la imagen de una Reina; creando la más bella armonía de colores que jamás se haya visto.
En mi paraíso no existen engaños, ni egoísmo, ni soberbia, ni ambición, ni odio... SOLAMENTE ROCIO.
Hace tiempo que inicie mi camino hacia Ella y, desde entonces, el caminar se hizo más liviano y comodo. Sí, ¿qué se entrecuzan caminos?... Por supuesto. Pero sólo en uno, se atisba una luz al fondo. Y es en ese camino donde os encontré, amigos mios. ¿Cómo abandonarlo?... ¡¡¡En la vida!!! Ni quiero, ni puedo.
No es coincidencia, ni pura casualidad del destino. Sobre todo, con estos tiempos que corren. Ella quiso hacerse presente a cada uno de nosotros de esta forma: conociendonos.
Por eso, hermanos (en el Rocio y en la vida), tengo una alegría que tiene por nombre Rocio. Y mi Rocio es Ella. Mi Rocio sois vosotros.
Entonces me emocionó y hoy lo hace aún más. Con más razón que entonces hoy sigo dándole gracias a la Señora por el camino que puso ante mí y por tantos y tantos que me acompañan en el caminar por él.
HOY MI ALEGRÍA SIGUE LLAMÁNDOSE ROCÍO
¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO!