El tema de los problemas de incurvación sale a menudo en el foro. Quiero contar mi experiencia con uno de mis caballos por si pudiera ser de ayuda para alguien con este tipo de problemas. Parto, por supuesto, de que cada caballo es único en su carácter, físico y posibilidades de doma pero en mi caso leyendo a profesionales y maestros, sugerencias en algunos foros… me dieron pistas por dónde empezar y pude resolver mi problema y quién sabe, a lo mejor mi post puede ayudar a alguien más.
Bien, yo tengo un problema importante: me apasiona la doma. Digo problema, porque en mi infancia y adolescencia hice salto y además profesionalmente estuve cinco años en carreras… siempre alternando con doma pero la verdad Jockey y jinete de doma no es una combinación fácil y para colmo tengo adicción por el P.S.I.
Del caballo del que os quiero hablar es precisamente un PSI que después de correr en salto (lo sacamos de las carreras porque se fracturó un pie, afortunadamente fuer un fractura limpia de la caña que no le impidió hacer carrera deportiva) lo metí en doma. Es un caballo de los de antes, cuando existían las carreras de vallas y de fondo. Se criaban entonces caballos grandes, con mucho hueso, no muy galopadores y por tanto los hacían aptos para doma aunque sin grandes pretensiones. El mío llego a una final de la Comunidad de Madrid y aunque tuve que soportar comentarios del tipo: vaya, se ha confundido de concurso… hizo un papel cuanto menos digno.
El caso es que estaba preparándolo para un nivel 3 cuando empecé a tener serios problemas en la incurvación a la izquierda. Se enganchaba y no había forma. Si empezabas con las medias paradas terminaba por engancharse a las dos manos. Empecé con lo básico: revisión veterinaria, boca etc. etc. Si es verdad que había tenido un problema en la boca y eso justificaba que tuviera contractura en el cuello y por ende el problema de incurvación. Pero el tiempo pasaba y cada vez iba a peor sobre todo porque es en ese momento cuando saca ese carácter especial que tiene esta raza de caballos.
Después de, cómo os contaba de leer y releer, decidí montarle pero no para obtener resultados sino para estudiar reacciones. Después de varias semanas diseñé un plan de entrenamiento que dio su fruto. Este invierno lo presento de nuevo al Campeonato de la Comunidad de Madrid en el nivel tres. He de aclarar que yo odio competir, lo hace mi hermana. A mí me gusta prepararlos pero no la competición.
El caballo estaba bien musculado. A partir de ahí, lo que hacía era calentarlo con Chambón (ojo que no riendas de atar ni nada parecido): diez minutos de paso sin ajustarlo, diez de trote alternándolo con galope y diez con el chambón ajustado. Después le montaba sin el Chambón y le pedía la cara abajo, la nariz lejos de mí, transiciones, círculos amplios, serpentinas. Así estuvimos al menos dos meses. Su rutina de trabajo era: lunes, descanso activo (paseo en el campo con las riendas largas), martes cuerda con chambón, miércoles y jueves doma ( como os estaba contando) viernes resistencia en una pista de galope (en recto para que haga pulmón) sábado cavalletti o gimnasia de salto y domingo campo con algunas cuestas.
Al cabo de dos meses cuando logré que sin cogerle la cara no se trincaba en las incurvaciones empecé a acortar las riendas y a buscar un contacto aunque fuera muy suave, empecé tambien a alternar el trote levanto con el sentado y a pedirle un poco de espalda adentro, cesiones… todo muy escalonado y alternando cuello abajo y nariz lejos. El resultado fue sorprendente. Sin peleas, sin artilugios con un entrenamiento muy sencillo, al día de hoy ya está haciendo apoyos sin problemas… aunque el cambio de pie es otra historia; pero ya tendré tiempo de estudiar la forma en que para él sea fácil hacerlo. Este caballo es para mí una diversión, un reto y una forma de aprender, no pretendo más.
Siento el post tan largo pero no he encontrado otra forma de poder contarlo mejor.
Un saludo para todos.
Bien, yo tengo un problema importante: me apasiona la doma. Digo problema, porque en mi infancia y adolescencia hice salto y además profesionalmente estuve cinco años en carreras… siempre alternando con doma pero la verdad Jockey y jinete de doma no es una combinación fácil y para colmo tengo adicción por el P.S.I.
Del caballo del que os quiero hablar es precisamente un PSI que después de correr en salto (lo sacamos de las carreras porque se fracturó un pie, afortunadamente fuer un fractura limpia de la caña que no le impidió hacer carrera deportiva) lo metí en doma. Es un caballo de los de antes, cuando existían las carreras de vallas y de fondo. Se criaban entonces caballos grandes, con mucho hueso, no muy galopadores y por tanto los hacían aptos para doma aunque sin grandes pretensiones. El mío llego a una final de la Comunidad de Madrid y aunque tuve que soportar comentarios del tipo: vaya, se ha confundido de concurso… hizo un papel cuanto menos digno.
El caso es que estaba preparándolo para un nivel 3 cuando empecé a tener serios problemas en la incurvación a la izquierda. Se enganchaba y no había forma. Si empezabas con las medias paradas terminaba por engancharse a las dos manos. Empecé con lo básico: revisión veterinaria, boca etc. etc. Si es verdad que había tenido un problema en la boca y eso justificaba que tuviera contractura en el cuello y por ende el problema de incurvación. Pero el tiempo pasaba y cada vez iba a peor sobre todo porque es en ese momento cuando saca ese carácter especial que tiene esta raza de caballos.
Después de, cómo os contaba de leer y releer, decidí montarle pero no para obtener resultados sino para estudiar reacciones. Después de varias semanas diseñé un plan de entrenamiento que dio su fruto. Este invierno lo presento de nuevo al Campeonato de la Comunidad de Madrid en el nivel tres. He de aclarar que yo odio competir, lo hace mi hermana. A mí me gusta prepararlos pero no la competición.
El caballo estaba bien musculado. A partir de ahí, lo que hacía era calentarlo con Chambón (ojo que no riendas de atar ni nada parecido): diez minutos de paso sin ajustarlo, diez de trote alternándolo con galope y diez con el chambón ajustado. Después le montaba sin el Chambón y le pedía la cara abajo, la nariz lejos de mí, transiciones, círculos amplios, serpentinas. Así estuvimos al menos dos meses. Su rutina de trabajo era: lunes, descanso activo (paseo en el campo con las riendas largas), martes cuerda con chambón, miércoles y jueves doma ( como os estaba contando) viernes resistencia en una pista de galope (en recto para que haga pulmón) sábado cavalletti o gimnasia de salto y domingo campo con algunas cuestas.
Al cabo de dos meses cuando logré que sin cogerle la cara no se trincaba en las incurvaciones empecé a acortar las riendas y a buscar un contacto aunque fuera muy suave, empecé tambien a alternar el trote levanto con el sentado y a pedirle un poco de espalda adentro, cesiones… todo muy escalonado y alternando cuello abajo y nariz lejos. El resultado fue sorprendente. Sin peleas, sin artilugios con un entrenamiento muy sencillo, al día de hoy ya está haciendo apoyos sin problemas… aunque el cambio de pie es otra historia; pero ya tendré tiempo de estudiar la forma en que para él sea fácil hacerlo. Este caballo es para mí una diversión, un reto y una forma de aprender, no pretendo más.
Siento el post tan largo pero no he encontrado otra forma de poder contarlo mejor.
Un saludo para todos.