Muy guapo, me encanta la ultima en que se le ve la carita.
te pego algo de la leyenda de Avalon
Parece ser que hasta aquí llegaba el mar (ahora está a 24 km) y que la Tor era una isla, Avalon, cuyo nombre significa "isla de las manzanas", de reminiscencia artúrica, ya que ese era un lugar céltico-britón donde descansaban los muertos antes de volver a reencarnarse, y en algunas antiguas culturas las manzanas justamente representaban la inmortalidad. A su muerte, tras la batalla de Camlan, Arturo sería llevado a Avalon, de donde regresará algún día.
Incluso la bruma que suele cubrir esta región, a la que los lugareños llaman la Dama Blanca, rememora a la legendaria niebla de Avalon. Además, este lugar está enclavado en el condado de Somerset, nombre que bien podría aludir el Reino de Verano que soñasen Arturo y Merlín como el lugar donde las cosas podrían ser distintas para los hombres, donde la vida fuese algo más que una lucha continua por la supervivencia.
Según las tradiciones galesas, en Avalon, también llamada isla de los Benditos o los Afortunados, es un mundo femenino donde reinaba el hada Morgana. Algunas leyendas también cuentan que Ginebra, Gwenhyfar en gaélico, fue rescatada de la Tor de Glastonbury, donde estaba prisionera, por Arturo, para lo cual tendría que luchar contra Melwas, de igual modo que Gwynn tuvo que luchar contra Gwythyr para conseguir a Creiddyald. En ambos casos, los héroes, simbolizados por los colores rojo y blanco, deben disputar entre ellos por la representación del sol, que en las tradiciones celtas, y en otras más antiguas, era una entidad femenina. La entrega de Excalibur, que sería forjada en este lugar, a Arturo por parte de la Dama del Lago representaría el paso de la soberanía por línea materna.
Ya a finales del siglo XIII los benedictinos afirmaron haber encontrado las tumbas de Arturo y Ginebra en la capilla dedicada a María; estas tumbas en mármol negro estarían durante siglos en la nave principal de la iglesia, hasta que desaparecieron con las destrucciones que siguieron a la disolución de Enrique VIII