La media vuelta al paso es uno de los emblemas de nuestra doma. Es un trabajo inédito en cualquier otra doma y me atrevería a decir que es el más bello de la doma vaquera. Su ejecución no es sencilla ya que para hacer una media vuelta al paso buena necesitamos muchísima impulsión y una puesta en mano del caballo excelente o, en caso contrario, no elevará el tercio anterior(la hace "al trote") o se retrotará al salir de ella, respectivamente. Visto esto pues, antes de preparar al caballo para enseñarle las medias vueltas, necesitamos que tenga una gran impulsión, reunión y equilibrio.
La impulsión es algo muy importante en la doma en general y en la vaquera en particular ya que en la nuestra yo diría que hace falta aún más debido a trabajos como el que me ocupa ahora. En este aspecto la naturaleza normalmente nos ayuda y es que la impulsión es uno de los dones de un potro cerrero (o serrero, nunca he sabido cómo se escribe pero sí como se dice en andaluz). En efecto el potro en libertad tiene siempre deseos de marchar hacia delante lo que se demuestra a menudo cuando en las primeras montas se agarran al hierro dejando caer el peso sobre él buscando siempre el avance. Es, por tanto, labor de un buen desbravador no estropear ese don intentando meterle la cara antes de cuenta porque todo tiene su tiempo y la falta de impulsión es un problema que tienen el 90 % de los caballos "rebeldes" o poco andadores.
La reunón es una tarea del jinete que éste debe realizar con mucha insistencia. No se reúne un caballo metiendo la cara sino metiendo los pies. Se debe comenzar a domar un caballo por los pies que la cara ya nos la encontraremos más adelante. En efecto, debemos hacer un gran trabajo en el dorso del caballo a fin de muscularlo para soportar la gran tensión a la que se le va a someter más adelante en la media vuelta. Con un dorso fuerte nos encontraremos al caballo prácticamente puesto en la mano con lo cual tendremos una bestia bastante reunida aunque esto se debe completar con el equilibrio.
En cuanto a equilibrio en el caballo éste debe tener gran flexibilidad y fuerza en los corvejones para poder soportar el peso de su cuerpo sobre éstos. Efectivamente el caballo debe llevar el peso en los posteriores lo cual completará el trabajo en el dorso debido a que aligera el tercio anterior mejorando aún más la puesta en mano y facilitando enormemente le realización de una media vuelta correcta.
El siguiente paso es enseñar al caballo las ayudas para la media vuelta. Para ello realizaremos paradas en las cuales notemos que los pies están bajo nosotros. En principio serán paradas completas que aunque nos van a dificultar más la media vuelta, una vez enseñada ésta será de mayor calidad. Una vez parado el caballo aplicaremos mucha impulsión dejandole como única salida un lado cerrandole con manos, asiento y piernas cualquier otra posibilidad y haremos un cuarto de vuelta. La razón de hacer solo un cuarto es que aún no está preparado para darla media y si lo obligamos a ello probablemente dará un paso hacia atrás, fallo grave a evitar. Una vez dada la media vuelta, o cuarto en este caso, si lo hace bien pararemos el caballo y lo acariciaremos mucho. Al pararlo además de poner énfasis en que lo ha hecho bien con un momento de relajación evitaremos que se retrote a la salida debido a la gran impulsión aplicada.
Ni que decir tiene que para hacer bien la media vuelta es muy importante su preparación. Por ello las paradas en las que buscaremos meter los pies se deben hacer avisando a nuestro compañero de lo que le vamos a pedir a continuación lo cual se hará mediante el asiento, indicándole además el lado por el que saldremos. Una vez hecho esto la repetición nos irá dando cada vez mejores medias vueltas que se premiarán muchísimo ya que es un ejercicio muy difícil tanto para el jinete( que debe poseer un buen asiento, una mano fina y un gran tacto ecuestre) como por el caballo. Para elevar la calidad de la media vuelta se puede pedir ésta a partir de una espalda adentro al paso con lo cual habremos ganado terreno ya que tenemos el caballo incurvado para la ocasión.
Con esto sólo he pretendido plasmar mi experiencia con el ejercicio que considero más vaquero de todos los que componen nuestra doma. En ningún caso he pretendido que esto se tome como un dogma sino como una ayuda para aquellos que aún tienen que pasar por ese trago a fin de que les guíe en cierta manera. Hay aspectos en los que otros jinetes no estarían de acuerdo pero cada maestrillo tiene su librillo y en la variedad está el gusto.
La impulsión es algo muy importante en la doma en general y en la vaquera en particular ya que en la nuestra yo diría que hace falta aún más debido a trabajos como el que me ocupa ahora. En este aspecto la naturaleza normalmente nos ayuda y es que la impulsión es uno de los dones de un potro cerrero (o serrero, nunca he sabido cómo se escribe pero sí como se dice en andaluz). En efecto el potro en libertad tiene siempre deseos de marchar hacia delante lo que se demuestra a menudo cuando en las primeras montas se agarran al hierro dejando caer el peso sobre él buscando siempre el avance. Es, por tanto, labor de un buen desbravador no estropear ese don intentando meterle la cara antes de cuenta porque todo tiene su tiempo y la falta de impulsión es un problema que tienen el 90 % de los caballos "rebeldes" o poco andadores.
La reunón es una tarea del jinete que éste debe realizar con mucha insistencia. No se reúne un caballo metiendo la cara sino metiendo los pies. Se debe comenzar a domar un caballo por los pies que la cara ya nos la encontraremos más adelante. En efecto, debemos hacer un gran trabajo en el dorso del caballo a fin de muscularlo para soportar la gran tensión a la que se le va a someter más adelante en la media vuelta. Con un dorso fuerte nos encontraremos al caballo prácticamente puesto en la mano con lo cual tendremos una bestia bastante reunida aunque esto se debe completar con el equilibrio.
En cuanto a equilibrio en el caballo éste debe tener gran flexibilidad y fuerza en los corvejones para poder soportar el peso de su cuerpo sobre éstos. Efectivamente el caballo debe llevar el peso en los posteriores lo cual completará el trabajo en el dorso debido a que aligera el tercio anterior mejorando aún más la puesta en mano y facilitando enormemente le realización de una media vuelta correcta.
El siguiente paso es enseñar al caballo las ayudas para la media vuelta. Para ello realizaremos paradas en las cuales notemos que los pies están bajo nosotros. En principio serán paradas completas que aunque nos van a dificultar más la media vuelta, una vez enseñada ésta será de mayor calidad. Una vez parado el caballo aplicaremos mucha impulsión dejandole como única salida un lado cerrandole con manos, asiento y piernas cualquier otra posibilidad y haremos un cuarto de vuelta. La razón de hacer solo un cuarto es que aún no está preparado para darla media y si lo obligamos a ello probablemente dará un paso hacia atrás, fallo grave a evitar. Una vez dada la media vuelta, o cuarto en este caso, si lo hace bien pararemos el caballo y lo acariciaremos mucho. Al pararlo además de poner énfasis en que lo ha hecho bien con un momento de relajación evitaremos que se retrote a la salida debido a la gran impulsión aplicada.
Ni que decir tiene que para hacer bien la media vuelta es muy importante su preparación. Por ello las paradas en las que buscaremos meter los pies se deben hacer avisando a nuestro compañero de lo que le vamos a pedir a continuación lo cual se hará mediante el asiento, indicándole además el lado por el que saldremos. Una vez hecho esto la repetición nos irá dando cada vez mejores medias vueltas que se premiarán muchísimo ya que es un ejercicio muy difícil tanto para el jinete( que debe poseer un buen asiento, una mano fina y un gran tacto ecuestre) como por el caballo. Para elevar la calidad de la media vuelta se puede pedir ésta a partir de una espalda adentro al paso con lo cual habremos ganado terreno ya que tenemos el caballo incurvado para la ocasión.
Con esto sólo he pretendido plasmar mi experiencia con el ejercicio que considero más vaquero de todos los que componen nuestra doma. En ningún caso he pretendido que esto se tome como un dogma sino como una ayuda para aquellos que aún tienen que pasar por ese trago a fin de que les guíe en cierta manera. Hay aspectos en los que otros jinetes no estarían de acuerdo pero cada maestrillo tiene su librillo y en la variedad está el gusto.
