Espero la memoria no me falle mucho hoy.
La primera tendría yo diez años cuando un potro que criamos con leche de cabra porque murió su madre, lo vende mi padre cuando este tiene cuatro años se lo llevo al nuevo dueño en el camino se asombró (asustó) y en la huida al ser ciego se llevo una alambrada por delante y caímos los dos y con los alambres me rajé una oreja que aun tengo la marca y hace mas de cuarenta años.
Con unos once años al llegar del colegio a mi casa me encuentro, amarrado en la calle de los postigo de mi casa, un caballo de los nuestro, pertenecía a un vaquero que estaba bebiendo vino en una taberna cercana , me monto en el caballo y empiezo a dar galopitos por la calle (no tenia transito motorizado) el caballo que se calienta se enfila (se dirige) para la taberna y al llegar a la puerta hace una parada a la raya, yo entro en la taberna como aterrizan los aviones en Barajas pero con la cabeza abierta.
Con quince años, quiero ser rejoneador esto me ocasiona castigos por parte de mi padre, que incluso me prohíbe ir al campo, hago uso de los maletillas (aspirantes de aspirantes a novillero) para torear de noche por lo que robo en nuestra propia finca caballos, una de las noches no hay caballos domados en la cuadra y solo un potro a media doma, lo monto y corriendo se asusta me da un cabezazo yo que caigo totalmente inconsciente tardé diez minutos en despertar pero no paso mas.
En esa época rejoneando de noche en un terreno con pendiente el becerro me pilla al caballo y todos bajamos el pendiente rebujado, al caballo le da una trompá que le salió un bulto en la pata que mi padre tubo que pagar el caballo para no tener problemas.
Por fin a los diecisiete años tengo un caballo que sabe rejonear comprado a un rejoneador pero tenia mas resabios, que un caballo alquilado, en la placita de tientas era bueno pero fuera cuando decía ya estoy en la cuadra pues lo hacia con jinete y todo y había que tirarse antes de entra por que los dos no cabíamos en una de esas me parto un brazo y unos cuantos dientes.
La peor de todas es ya mayársete rondando los veinte años se me arranca una vaca salgo como puedo la vaca que aprieta la carrera y se me rompe una acción y pierdo un estribo, es lo peor que te puede pasar corriendo perder un estribo que me caigo que no que si y la vaca detrás, no lo olvidaré nunca,
En la ultima ya mayorcito uso gafas, domando una yegua, me subo y empezó a botarse de tal forma que me tira, yo que uso gorra y gafas, me levanto y veo la gorra pienso que las gafas estarían cerca a la gorra, después de media hora buscando las gafas la encontré e una dirección totalmente opuesta a la gorra, cuando esta gente se bota con mala leche que nos coja confesado.
Entre estas caídas ha habido otras muchas que le doy menos importancia, por lo que mi espalda ha dicho ya no más, llevo cinco años sin poder montar. Pero no pierdo la esperanza de poder montar espero hacerlo con caballos de diez año españoles cruzados con bretón.
Hay que tener en cuenta que tengo tanto y tantos años
La primera tendría yo diez años cuando un potro que criamos con leche de cabra porque murió su madre, lo vende mi padre cuando este tiene cuatro años se lo llevo al nuevo dueño en el camino se asombró (asustó) y en la huida al ser ciego se llevo una alambrada por delante y caímos los dos y con los alambres me rajé una oreja que aun tengo la marca y hace mas de cuarenta años.
Con unos once años al llegar del colegio a mi casa me encuentro, amarrado en la calle de los postigo de mi casa, un caballo de los nuestro, pertenecía a un vaquero que estaba bebiendo vino en una taberna cercana , me monto en el caballo y empiezo a dar galopitos por la calle (no tenia transito motorizado) el caballo que se calienta se enfila (se dirige) para la taberna y al llegar a la puerta hace una parada a la raya, yo entro en la taberna como aterrizan los aviones en Barajas pero con la cabeza abierta.
Con quince años, quiero ser rejoneador esto me ocasiona castigos por parte de mi padre, que incluso me prohíbe ir al campo, hago uso de los maletillas (aspirantes de aspirantes a novillero) para torear de noche por lo que robo en nuestra propia finca caballos, una de las noches no hay caballos domados en la cuadra y solo un potro a media doma, lo monto y corriendo se asusta me da un cabezazo yo que caigo totalmente inconsciente tardé diez minutos en despertar pero no paso mas.
En esa época rejoneando de noche en un terreno con pendiente el becerro me pilla al caballo y todos bajamos el pendiente rebujado, al caballo le da una trompá que le salió un bulto en la pata que mi padre tubo que pagar el caballo para no tener problemas.
Por fin a los diecisiete años tengo un caballo que sabe rejonear comprado a un rejoneador pero tenia mas resabios, que un caballo alquilado, en la placita de tientas era bueno pero fuera cuando decía ya estoy en la cuadra pues lo hacia con jinete y todo y había que tirarse antes de entra por que los dos no cabíamos en una de esas me parto un brazo y unos cuantos dientes.
La peor de todas es ya mayársete rondando los veinte años se me arranca una vaca salgo como puedo la vaca que aprieta la carrera y se me rompe una acción y pierdo un estribo, es lo peor que te puede pasar corriendo perder un estribo que me caigo que no que si y la vaca detrás, no lo olvidaré nunca,
En la ultima ya mayorcito uso gafas, domando una yegua, me subo y empezó a botarse de tal forma que me tira, yo que uso gorra y gafas, me levanto y veo la gorra pienso que las gafas estarían cerca a la gorra, después de media hora buscando las gafas la encontré e una dirección totalmente opuesta a la gorra, cuando esta gente se bota con mala leche que nos coja confesado.
Entre estas caídas ha habido otras muchas que le doy menos importancia, por lo que mi espalda ha dicho ya no más, llevo cinco años sin poder montar. Pero no pierdo la esperanza de poder montar espero hacerlo con caballos de diez año españoles cruzados con bretón.
Hay que tener en cuenta que tengo tanto y tantos años