Fisgoneando por internet me he encontrado esta entrevista que quizás os guste, aunque seguro que muchos ya la habréis leido.
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Articulos Galope - Secretos y consejos del jinete más galardonado de Doma Vaquera
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Joaquín Olivera Peña, hombre conocedor del trabajo del caballo en el campo y estudioso de los clásicos de la equitación. Siete veces campeón de España de Doma Vaquera, Juez Nacional de Doma Vaquera, Clásica y de Acoso y Derribo. Espléndido docente en sus cursos para jueces y ameno en sus seminarios. En su vida, la pasión por, sus caballos la doma seria y bien hecha.
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Usted es la figura más laureada y emblemática de la Doma Vaquera, ¿Cómo fueron sus comienzos?.
Mis padres y mis abuelos tenían una finca ganadera, los fines de semana, cuando no tenía que estudiar, me venía al campo a ayudar a mis tíos en las faenas ganaderas. Así fueron mis comienzos como jinete en el entorno del campo y la ganadería. Estas faenas se van acabando pero uno permanece fiel a su forma de montar, a sus tradiciones.
Siete Campeonatos de España es un récord difícil de batir, ¿en qué basa este éxito?.
Difícil de batir no creo que sea, yo monto todos los días con esa ilusión, lo que pasa es que no siempre nos llega un caballo ideal y con la edad uno pierde interés por la competición. Para ganar todo esto tienes que montar a diario, tienes que ser muy aficionado, es plantearte la equitación en serio.
Se ganan más campeonatos sin tener que demostrar nada a los propietarios de caballos, a los jinetes. Se ganan más campeonatos montando para uno mismo sabiendo realmente y honestamente cuándo tanto jinete como caballo están preparados. También hay que tener madera de Campeón, y no lo digo porque considere que yo soy el jinete ideal, lo digo porque es imprescindible ser responsable, serio, ser sobre todo honesto con tu afición, saber realmente cuándo un caballo está domado y presentarlo a competición, será entonces, muy difícil que se te escape un campeonato. El verdadero campeón es aquel que le tiene respeto a la disciplina que practica, ya sea Doma Vaquera, Doma Clásica, etc.
¿Qué le ha aportado ser Campeón?.
Económicamente poco o nada. Me ha aportado muchas satisfacciones y sobre todo el compromiso de mantenerme con rectitud fuera de la competición que es muy importante, un acercamiento dentro de mi persona, un equilibrio con lo que hago en la pista.
D. Joaquín, ¿qué sentimientos tiene al recordar todos estos campeonatos?.
Guardo buen recuerdo de todos. Del primero por mi juventud y por aquella yegua “Golondrina” de la que nadie habla pero que tenía unas facultades idóneas para ello. Después por mi “Centenaria”, por supuesto, y algunas veces hasta por el Campeonato de España celebrado en Los Palacios cuando yo empezaba. Pero siempre te queda buen recuerdo del último, que fue en el 96, con el caballo “Mississippi”.
¿Cuáles son los ejercicios con los que más se identifica y disfruta?.
Hay ejercicios en Doma Vaquera que son el alma mater de la equitación en general, porque una media vuelta en Doma Vaquera exige puesta en mano, equilibrio, reunión. La imagen de volverse y revolverse sobre las piernas del caballo no la tiene ninguna otra doma. Un buen paso del caballo en Doma Vaquera es el ejercicio perfecto para comprobar si este está realmente domado.
¿Cómo describiría las medias vueltas?.
La media vuelta es consecuencia del caballo que está entre las piernas y la mano y que es capaz, en una media parada o en una parada en movimiento, como yo le llamo, de pararse remetiendo los pies pero con la idea de seguir el movimiento, entonces, como está entre las piernas, y como está en la mano, obedece a ésta para volverse. El caballo pierde la iniciativa de pararse, pero de pararse para volverse. Cuando es una parada con inmovilidad, el caballo se queda cuadrado completamente, pero en las medias vueltas el caballo va parándose pensando en que se tiene que volver.
¿Cómo templa al caballo a la hora de pedirle un buen paso vaquero?.
El paso en Doma Vaquera no es otro que el paso reunido. En el paso reunido el caballo tiene un comportamiento, se llame Doma Vaquera o Doma Clásica, disponiendo todo su esqueleto de forma reunida, acortando su columna vertebral, comprimiendo la grupa contra las espaldas y a su vez las espaldas contra la grupa, todo esto le ayuda, pero por supuesto, la colocación de cara y cuello debe estar erguida, arriba y en contacto con la mano, quitando libertad a los pies para no adelantarse demasiado, es decir a ir sobre la huella, no sobrepasándola. Esto hace que el caballo baje la grupa, aligere las espaldas, suba el cuello y ande armónico y reunido. Éste es el paso reunido, en Doma Vaquera y en Doma Clásica aunque en Doma Clásica sea rítmicamente más parsimonioso y en Doma Vaquera sea rítmicamente más vivo, es la única diferencia.
¿El caballo morfológicamente también tiene unas características que ayudan a desarrollar este paso?.
Hoy se está probando más el Pura Sangre Inglés, que dicho sea de paso pueden ser desechos de las carreras, y no son mejores porque sean de esta raza, simplemente son mejores para propietarios y jinetes porque los compran muy baratos, pero no son los apropiados para la Doma Vaquera. Se debe descatalogar para la competición a un caballo con un mal paso, es decir, con el cuello hacia abajo, la nuca casi horizontal o paralela con la cruz.
En el paso de Doma Vaquera el caballo tiene que ir con el cuello erguido hacia arriba, la nuca en el punto más alto, con orgullo, ligereza en los delanteros y la grupa y pies reunidos. Ese es el caballo perfecto para la Doma Vaquera.
¿Cuál es la morfología adecuada para un caballo a la vaquera?.
El caballo de Doma Vaquera no es ni corto ni largo, tiene una alzada entre 1´55 ó 1´65 y con un cuello no excesivamente largo. Los caballos si son cortos no son flexibles para los ejercicios que hoy se exigen en esta disciplina, sobre todo a nivel nacional.
El caballo en Doma Vaquera entra en el concepto de un caballo bueno para la doma, porque es especial, prácticamente casi igual de alto que de largo, tiene que ser cuadrado, con el cuello al menos 45º hacia arriba, una cara fina, con un dorso poderoso, con una buena grupa y que esté también cerca de tierra.
D. Joaquín, ¿cómo enseña usted a su caballo los ejercicios?.
Yo no tengo una varita mágica. He pegado muchos palos de ciego como creo que hemos pegado casi todos los jinetes antes de coger libros o manuales de equitación que fueran buenos. Hemos hecho barbaridades, pero siempre hemos tenido en la cabeza el caballo domado a la Vaquera para utilizarlo en las faenas de campo. Hoy lo que yo utilizo es lo que pregonan las publicaciones de libros como los de Podhajsky, Decarpentry, de lo que es la equitación, basarse en la racionalidad, en la reunión que viene a través del contacto, a partir de la reunión llega el equilibrio y a partir del equilibrio, la doma es mucho más fácil para todos.
¿Qué opina usted de la serreta?.
Con un uso correcto, es una herramienta tan importante como puede ser el filete. Es absurdo utilizar la serreta si el caballo no va a salir del picadero, pero si desde potro, ha estado en campo abierto, es necesario utilizarla, no para partir la nariz sino simplemente porque es una ayuda más ágil y más cómoda para el jinete y más comprensible para el caballo y para su manejabilidad que el filete, hablando siempre en campo abierto.
Sobre el cuello y la cara del caballo, ¿nos puede decir la máxima que siempre busca?.
Es importante el cuello porque es un brazo de palanca que es capaz de recoger, de estirar y su posición juega una parte muy importante en su equilibrio. Es importante un cuello que sobresalga unos 45º por encima de las espaldas, que la parte final entronque con la cabeza, que sea fino, destacado y con una carrillera suave no demasiado fuerte ni gorda para que no se pierdan las parótidas. La nuca que no sea demasiado compacta, que sea destacada, que el caballo con facilidad mueva el cuello a un lado y a otro, arriba y abajo, que la cabeza la mueva fácilmente hacia delante y hacia atrás. Si esto, por naturaleza lo hace bien el caballo, es mucho más fácil para el jinete.
¿Cómo definiría la equitación?.
La equitación forma parte de mí y por eso diría que es una filosofía, una forma de vivir. El que es jinete y siente la equitación debe comportarse como tal, que no es fácil y no lo puede hacer cualquiera. Sobre todo cuando leo libros y veo en la gente antigua que tiene esta filosofía en su comportamiento en la vida, en la sociedad, en su forma de vestir, comprendo que son culturas distintas. Para mí la equitación la conforma todo esto, después cada uno que aplique la palabra que quiera. Yo tengo tendencia a buscar, lo bien hecho, la perfección, el buen comportamiento, el no dejarse llevar por corrientes modernas dentro de la hípica. Todo esto se aprende. A veces nos dejamos llevar hacia lo cómodo, el comportamiento fácil. La misma seriedad que uno le pide a su caballo, la misma pulcritud a la hora de sacarlo a la pista, hay que tenerla con uno mismo. La equitación correcta implica que el jinete sea serio, responsable y acorde a la disciplina que practica, esta actitud se debe tener no sólo en los ocho minutos que dura la prueba de competición, sino antes, después y durante todo el año.
Hablemos de Joaquín Olivera Peña como jinete: sus exigencias y objetivos.
Mis objetivos son tener salud y fuerza para seguir montando toda mi vida, mientras que mis facultades me lo permitan montaré si Dios quiere. Mis exigencias son las que he tenido siempre, antes con más hambre de competición, ahora en una continua búsqueda constante de equilibrio, de reunión, de buena sensación encima del caballo. Antes era un sentimiento el que yo ponía encima del caballo, ahora yo busco la sensación, lo sentimental, dentro del caballo, esto me cambia un poco el esquema. Realmente ahora monto a diario con mucha más satisfacción.
Un amigo suyo, Luis Ramos-Paúl, escribió en el libro Sentir Ecuestre un artículo titulado Ser juez, ¿Para usted, qué es ser juez?.
Desgraciadamente algunas veces he tenido que serlo y por ello no se me caen los anillos. He tenido que tomar decisiones dolorosas porque nunca se juzga a gusto de todos, pero no aconsejaría a nadie que se dedicara a esto como arte ecuestre. La mayoría de los jinetes decimos que los jueces son jinetes fracasados. Podhajsky dice que una de las virtudes que debe tener un juez es ser capaz de montar al mismo nivel de la prueba que está juzgando. Si esto lo llevamos a cabo, mucho mejor jueces seríamos. Ser juez es algo que siempre hay que valorar por el entusiasmo que se pone. Económicamente se llevan muy poco, a cambio sólo se llevan disgustos, broncas de los jinetes o del público. Yo en muchas ocasiones doy cursos de jueces y lo primero que digo es “¿por qué queréis ser juez, con lo desagradable que es?. Pero en fin, hay quien quiere estar ahí.
¿Qué siente cuando forma parte del profesorado en los cursos que imparte para la formación de futuros jueces?.
Me crean una sensación tremenda cuando pongo un cuestionario y no conocen las bases importantísimas de la equitación, cuando se habla de contacto, de cadencia, de equilibrio, de reunión, etc. Probablemente yo no creo que los errores que se cometen cuando juzgan sean debidos a la falta de honestidad, sino a la falta de estos conocimientos.
¿Y los jinetes, aplican esas bases de la equitación?
No, no tiene nada que ver porque hay jinetes que han participado en competiciones y se han saltado a la torera los conceptos fundamentales de la equitación. Esa es la forma rápida de hacer equitación, realmente, es lo que hemos tenido en España durante muchos años. Es el yo contra el tú, el tú contra el yo.
¿Quién es y ha sido su maestro?. ¿Qué le ha enseñado?.
Soy una persona que está abierta a todo dispuesta a aprender de cualquiera. Después elijo el método con el que más me identifico y ese siempre ha sido el libro de Podhajsky, que lo compré hace muchos años. En este libro he encontrado la verdad completa de la equitación. Me ha enseñado a andar con un sistema de trabajo que no se separa mucho de nuestra equitación, de nuestra filosofía de montar “A la Vaquera”. Lo que he aprendido es a llevarlo todo junto pero bien amarrado, es, como se diría en nuestra cultura, llevarlo hilvanado, se ve la forma, está con las “puntadas”, después hay que fijarlo todo. También indudablemente he aprendido de Baucher, conceptos, trucos, …etc. El libro de Podhajsky es reflejo de su trayectoria en la Escuela de Viena y en él no he encontrado trucos del propio autor sino un método de trabajo, una lógica, una racionalidad, este autor se basa en el equilibrio, la reunión, la impulsión, la rectitud, etc., y de ahí no se sale. Estoy seguro de que si tuviéramos la paciencia, como decía Juan Mª Maestre, y nos llevaran a una isla desierta con un caballo y este libro, terminaríamos aprendiendo.
¿Podría describir la situación actual de la Doma Vaquera?.
Yo la veo muy bien, lo que sí me gustaría es que hubiera más deportividad, más armonía entre los jinetes. Pero creo que está muy bien nuestro nivel de equitación , lo que es la organización, la puesta en escena de los campeonatos, de los concursos, el estar más abierto a otras ciudades donde hay afición a la Doma Vaquera.
Hablemos de su emblemática Centenaria.
Fue como mi primera novia. Es el primer caballo que tuve en la competición, el que me hizo sentir las mejores sensaciones, la que me dio las mayores alegrías. Cualquier jinete tiene un caballo que le ha marcado su vida, Luis Ramos-Paúl “la Jaleo”, Rafael Jurado con “Malandrín”, Álvaro Domecq y Díez con la “Espléndida” y yo, “Centenaria”, que murió aquí en casa con 31 años y que me la regaló Ángel y Rafael Peralta con dos, creo que hicimos un buen equipo.
¿Y Golondrina?.
Esa era harina de otro costal. “Golondrina” se domó por mi ímpetu en la competición. Aquel año, en el 69, llovía a chuzos en el Club Pineda, entonces se implantó el decir las puntuaciones inmediatamente cuando se terminaba de montar a caballo, y con “Golondrina” tuve una buena actuación, y cuando salí con “Centenaria” yo ya era Campeón con “Golondrina”. Entonces se decía por megafonía y con la alegría que tenía y como llovía muchísimo, dejé todos los éxitos por hacer con “Centenaria” porque sabía que era Campeón. Recuerdo que D. Antonio Pérez Luna, que aquel año era Presidente del Jurado, me dijo “podías haber sido Campeón con Centenaria, lo que pasa es que has dejado muchas cosas por hacer”. Era por la inexperiencia y juventud de sentirme ya Campeón con “Golondrina”. Recuerdo que aquel Campeonato, en el que montó Rafael Jurado con “Malandrín”, montó también Martínez Puertas, y un jinete del que puedo decir que soy alumno, D. Francisco Meseguer García con su caballo “Guarán” de la Escuela de Jerez. Fue un Campeonato inolvidable.
¿Asimila su vida sin los caballos?.
No, forman parte de mí, de mi filosofía, son ya tantos años haciendo lo mismo, montando y depositando ilusión en los caballos jóvenes. Sólo monto mis caballos, dos caballos al día, a primera hora de la mañana. Asimilo la vida como Dios me la ha dado, me levanto por la mañana, monto y después viene todo lo demás. Lo hago como una rutina, no creo que me sienta privilegiado porque a cualquiera que quisiera hacer esto, si yo le impusiera mi filosofía de montar todos los días creo que se aburriría, se hartaría, sin embargo, para mí es como si fuera a la oficina. W
Decálogo de Equitación por Joaquín Olivera Peña
RECTITUD: El empuje por igual de los posteriores.
REUNIÓN: Acortamiento de toda la columna vertebral del caballo.
SUMISIÓN Y SOMETIMIENTO: Sumisión es que el caballo esté a voluntad del jinete psíquica y físicamente. Sometimiento es lo mismo pero rozando la humillación.
CADENCIA: La bondad del ritmo.
RITMO: Sucesión de batidas.
IMPULSIÓN: Deseo del caballo de ir hacia adelante.
ESTAR EN LA MANO: Relajación de la mandíbula con la cabeza en posición de recoger.
INCURVACIÓN: Flexibilidad del caballo desde la nuca hasta el nacimiento de la cola.
EQUILIBRIO: Repartir el peso entre los delanteros y los traseros, por lo que el caballo soporta todo su peso entre las patas externas.
AMPLITUD: Separación entre las pisadas.
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Articulos Galope - Secretos y consejos del jinete más galardonado de Doma Vaquera
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Joaquín Olivera Peña, hombre conocedor del trabajo del caballo en el campo y estudioso de los clásicos de la equitación. Siete veces campeón de España de Doma Vaquera, Juez Nacional de Doma Vaquera, Clásica y de Acoso y Derribo. Espléndido docente en sus cursos para jueces y ameno en sus seminarios. En su vida, la pasión por, sus caballos la doma seria y bien hecha.
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Usted es la figura más laureada y emblemática de la Doma Vaquera, ¿Cómo fueron sus comienzos?.
Mis padres y mis abuelos tenían una finca ganadera, los fines de semana, cuando no tenía que estudiar, me venía al campo a ayudar a mis tíos en las faenas ganaderas. Así fueron mis comienzos como jinete en el entorno del campo y la ganadería. Estas faenas se van acabando pero uno permanece fiel a su forma de montar, a sus tradiciones.
Siete Campeonatos de España es un récord difícil de batir, ¿en qué basa este éxito?.
Difícil de batir no creo que sea, yo monto todos los días con esa ilusión, lo que pasa es que no siempre nos llega un caballo ideal y con la edad uno pierde interés por la competición. Para ganar todo esto tienes que montar a diario, tienes que ser muy aficionado, es plantearte la equitación en serio.
Se ganan más campeonatos sin tener que demostrar nada a los propietarios de caballos, a los jinetes. Se ganan más campeonatos montando para uno mismo sabiendo realmente y honestamente cuándo tanto jinete como caballo están preparados. También hay que tener madera de Campeón, y no lo digo porque considere que yo soy el jinete ideal, lo digo porque es imprescindible ser responsable, serio, ser sobre todo honesto con tu afición, saber realmente cuándo un caballo está domado y presentarlo a competición, será entonces, muy difícil que se te escape un campeonato. El verdadero campeón es aquel que le tiene respeto a la disciplina que practica, ya sea Doma Vaquera, Doma Clásica, etc.
¿Qué le ha aportado ser Campeón?.
Económicamente poco o nada. Me ha aportado muchas satisfacciones y sobre todo el compromiso de mantenerme con rectitud fuera de la competición que es muy importante, un acercamiento dentro de mi persona, un equilibrio con lo que hago en la pista.
D. Joaquín, ¿qué sentimientos tiene al recordar todos estos campeonatos?.
Guardo buen recuerdo de todos. Del primero por mi juventud y por aquella yegua “Golondrina” de la que nadie habla pero que tenía unas facultades idóneas para ello. Después por mi “Centenaria”, por supuesto, y algunas veces hasta por el Campeonato de España celebrado en Los Palacios cuando yo empezaba. Pero siempre te queda buen recuerdo del último, que fue en el 96, con el caballo “Mississippi”.
¿Cuáles son los ejercicios con los que más se identifica y disfruta?.
Hay ejercicios en Doma Vaquera que son el alma mater de la equitación en general, porque una media vuelta en Doma Vaquera exige puesta en mano, equilibrio, reunión. La imagen de volverse y revolverse sobre las piernas del caballo no la tiene ninguna otra doma. Un buen paso del caballo en Doma Vaquera es el ejercicio perfecto para comprobar si este está realmente domado.
¿Cómo describiría las medias vueltas?.
La media vuelta es consecuencia del caballo que está entre las piernas y la mano y que es capaz, en una media parada o en una parada en movimiento, como yo le llamo, de pararse remetiendo los pies pero con la idea de seguir el movimiento, entonces, como está entre las piernas, y como está en la mano, obedece a ésta para volverse. El caballo pierde la iniciativa de pararse, pero de pararse para volverse. Cuando es una parada con inmovilidad, el caballo se queda cuadrado completamente, pero en las medias vueltas el caballo va parándose pensando en que se tiene que volver.
¿Cómo templa al caballo a la hora de pedirle un buen paso vaquero?.
El paso en Doma Vaquera no es otro que el paso reunido. En el paso reunido el caballo tiene un comportamiento, se llame Doma Vaquera o Doma Clásica, disponiendo todo su esqueleto de forma reunida, acortando su columna vertebral, comprimiendo la grupa contra las espaldas y a su vez las espaldas contra la grupa, todo esto le ayuda, pero por supuesto, la colocación de cara y cuello debe estar erguida, arriba y en contacto con la mano, quitando libertad a los pies para no adelantarse demasiado, es decir a ir sobre la huella, no sobrepasándola. Esto hace que el caballo baje la grupa, aligere las espaldas, suba el cuello y ande armónico y reunido. Éste es el paso reunido, en Doma Vaquera y en Doma Clásica aunque en Doma Clásica sea rítmicamente más parsimonioso y en Doma Vaquera sea rítmicamente más vivo, es la única diferencia.
¿El caballo morfológicamente también tiene unas características que ayudan a desarrollar este paso?.
Hoy se está probando más el Pura Sangre Inglés, que dicho sea de paso pueden ser desechos de las carreras, y no son mejores porque sean de esta raza, simplemente son mejores para propietarios y jinetes porque los compran muy baratos, pero no son los apropiados para la Doma Vaquera. Se debe descatalogar para la competición a un caballo con un mal paso, es decir, con el cuello hacia abajo, la nuca casi horizontal o paralela con la cruz.
En el paso de Doma Vaquera el caballo tiene que ir con el cuello erguido hacia arriba, la nuca en el punto más alto, con orgullo, ligereza en los delanteros y la grupa y pies reunidos. Ese es el caballo perfecto para la Doma Vaquera.
¿Cuál es la morfología adecuada para un caballo a la vaquera?.
El caballo de Doma Vaquera no es ni corto ni largo, tiene una alzada entre 1´55 ó 1´65 y con un cuello no excesivamente largo. Los caballos si son cortos no son flexibles para los ejercicios que hoy se exigen en esta disciplina, sobre todo a nivel nacional.
El caballo en Doma Vaquera entra en el concepto de un caballo bueno para la doma, porque es especial, prácticamente casi igual de alto que de largo, tiene que ser cuadrado, con el cuello al menos 45º hacia arriba, una cara fina, con un dorso poderoso, con una buena grupa y que esté también cerca de tierra.
D. Joaquín, ¿cómo enseña usted a su caballo los ejercicios?.
Yo no tengo una varita mágica. He pegado muchos palos de ciego como creo que hemos pegado casi todos los jinetes antes de coger libros o manuales de equitación que fueran buenos. Hemos hecho barbaridades, pero siempre hemos tenido en la cabeza el caballo domado a la Vaquera para utilizarlo en las faenas de campo. Hoy lo que yo utilizo es lo que pregonan las publicaciones de libros como los de Podhajsky, Decarpentry, de lo que es la equitación, basarse en la racionalidad, en la reunión que viene a través del contacto, a partir de la reunión llega el equilibrio y a partir del equilibrio, la doma es mucho más fácil para todos.
¿Qué opina usted de la serreta?.
Con un uso correcto, es una herramienta tan importante como puede ser el filete. Es absurdo utilizar la serreta si el caballo no va a salir del picadero, pero si desde potro, ha estado en campo abierto, es necesario utilizarla, no para partir la nariz sino simplemente porque es una ayuda más ágil y más cómoda para el jinete y más comprensible para el caballo y para su manejabilidad que el filete, hablando siempre en campo abierto.
Sobre el cuello y la cara del caballo, ¿nos puede decir la máxima que siempre busca?.
Es importante el cuello porque es un brazo de palanca que es capaz de recoger, de estirar y su posición juega una parte muy importante en su equilibrio. Es importante un cuello que sobresalga unos 45º por encima de las espaldas, que la parte final entronque con la cabeza, que sea fino, destacado y con una carrillera suave no demasiado fuerte ni gorda para que no se pierdan las parótidas. La nuca que no sea demasiado compacta, que sea destacada, que el caballo con facilidad mueva el cuello a un lado y a otro, arriba y abajo, que la cabeza la mueva fácilmente hacia delante y hacia atrás. Si esto, por naturaleza lo hace bien el caballo, es mucho más fácil para el jinete.
¿Cómo definiría la equitación?.
La equitación forma parte de mí y por eso diría que es una filosofía, una forma de vivir. El que es jinete y siente la equitación debe comportarse como tal, que no es fácil y no lo puede hacer cualquiera. Sobre todo cuando leo libros y veo en la gente antigua que tiene esta filosofía en su comportamiento en la vida, en la sociedad, en su forma de vestir, comprendo que son culturas distintas. Para mí la equitación la conforma todo esto, después cada uno que aplique la palabra que quiera. Yo tengo tendencia a buscar, lo bien hecho, la perfección, el buen comportamiento, el no dejarse llevar por corrientes modernas dentro de la hípica. Todo esto se aprende. A veces nos dejamos llevar hacia lo cómodo, el comportamiento fácil. La misma seriedad que uno le pide a su caballo, la misma pulcritud a la hora de sacarlo a la pista, hay que tenerla con uno mismo. La equitación correcta implica que el jinete sea serio, responsable y acorde a la disciplina que practica, esta actitud se debe tener no sólo en los ocho minutos que dura la prueba de competición, sino antes, después y durante todo el año.
Hablemos de Joaquín Olivera Peña como jinete: sus exigencias y objetivos.
Mis objetivos son tener salud y fuerza para seguir montando toda mi vida, mientras que mis facultades me lo permitan montaré si Dios quiere. Mis exigencias son las que he tenido siempre, antes con más hambre de competición, ahora en una continua búsqueda constante de equilibrio, de reunión, de buena sensación encima del caballo. Antes era un sentimiento el que yo ponía encima del caballo, ahora yo busco la sensación, lo sentimental, dentro del caballo, esto me cambia un poco el esquema. Realmente ahora monto a diario con mucha más satisfacción.
Un amigo suyo, Luis Ramos-Paúl, escribió en el libro Sentir Ecuestre un artículo titulado Ser juez, ¿Para usted, qué es ser juez?.
Desgraciadamente algunas veces he tenido que serlo y por ello no se me caen los anillos. He tenido que tomar decisiones dolorosas porque nunca se juzga a gusto de todos, pero no aconsejaría a nadie que se dedicara a esto como arte ecuestre. La mayoría de los jinetes decimos que los jueces son jinetes fracasados. Podhajsky dice que una de las virtudes que debe tener un juez es ser capaz de montar al mismo nivel de la prueba que está juzgando. Si esto lo llevamos a cabo, mucho mejor jueces seríamos. Ser juez es algo que siempre hay que valorar por el entusiasmo que se pone. Económicamente se llevan muy poco, a cambio sólo se llevan disgustos, broncas de los jinetes o del público. Yo en muchas ocasiones doy cursos de jueces y lo primero que digo es “¿por qué queréis ser juez, con lo desagradable que es?. Pero en fin, hay quien quiere estar ahí.
¿Qué siente cuando forma parte del profesorado en los cursos que imparte para la formación de futuros jueces?.
Me crean una sensación tremenda cuando pongo un cuestionario y no conocen las bases importantísimas de la equitación, cuando se habla de contacto, de cadencia, de equilibrio, de reunión, etc. Probablemente yo no creo que los errores que se cometen cuando juzgan sean debidos a la falta de honestidad, sino a la falta de estos conocimientos.
¿Y los jinetes, aplican esas bases de la equitación?
No, no tiene nada que ver porque hay jinetes que han participado en competiciones y se han saltado a la torera los conceptos fundamentales de la equitación. Esa es la forma rápida de hacer equitación, realmente, es lo que hemos tenido en España durante muchos años. Es el yo contra el tú, el tú contra el yo.
¿Quién es y ha sido su maestro?. ¿Qué le ha enseñado?.
Soy una persona que está abierta a todo dispuesta a aprender de cualquiera. Después elijo el método con el que más me identifico y ese siempre ha sido el libro de Podhajsky, que lo compré hace muchos años. En este libro he encontrado la verdad completa de la equitación. Me ha enseñado a andar con un sistema de trabajo que no se separa mucho de nuestra equitación, de nuestra filosofía de montar “A la Vaquera”. Lo que he aprendido es a llevarlo todo junto pero bien amarrado, es, como se diría en nuestra cultura, llevarlo hilvanado, se ve la forma, está con las “puntadas”, después hay que fijarlo todo. También indudablemente he aprendido de Baucher, conceptos, trucos, …etc. El libro de Podhajsky es reflejo de su trayectoria en la Escuela de Viena y en él no he encontrado trucos del propio autor sino un método de trabajo, una lógica, una racionalidad, este autor se basa en el equilibrio, la reunión, la impulsión, la rectitud, etc., y de ahí no se sale. Estoy seguro de que si tuviéramos la paciencia, como decía Juan Mª Maestre, y nos llevaran a una isla desierta con un caballo y este libro, terminaríamos aprendiendo.
¿Podría describir la situación actual de la Doma Vaquera?.
Yo la veo muy bien, lo que sí me gustaría es que hubiera más deportividad, más armonía entre los jinetes. Pero creo que está muy bien nuestro nivel de equitación , lo que es la organización, la puesta en escena de los campeonatos, de los concursos, el estar más abierto a otras ciudades donde hay afición a la Doma Vaquera.
Hablemos de su emblemática Centenaria.
Fue como mi primera novia. Es el primer caballo que tuve en la competición, el que me hizo sentir las mejores sensaciones, la que me dio las mayores alegrías. Cualquier jinete tiene un caballo que le ha marcado su vida, Luis Ramos-Paúl “la Jaleo”, Rafael Jurado con “Malandrín”, Álvaro Domecq y Díez con la “Espléndida” y yo, “Centenaria”, que murió aquí en casa con 31 años y que me la regaló Ángel y Rafael Peralta con dos, creo que hicimos un buen equipo.
¿Y Golondrina?.
Esa era harina de otro costal. “Golondrina” se domó por mi ímpetu en la competición. Aquel año, en el 69, llovía a chuzos en el Club Pineda, entonces se implantó el decir las puntuaciones inmediatamente cuando se terminaba de montar a caballo, y con “Golondrina” tuve una buena actuación, y cuando salí con “Centenaria” yo ya era Campeón con “Golondrina”. Entonces se decía por megafonía y con la alegría que tenía y como llovía muchísimo, dejé todos los éxitos por hacer con “Centenaria” porque sabía que era Campeón. Recuerdo que D. Antonio Pérez Luna, que aquel año era Presidente del Jurado, me dijo “podías haber sido Campeón con Centenaria, lo que pasa es que has dejado muchas cosas por hacer”. Era por la inexperiencia y juventud de sentirme ya Campeón con “Golondrina”. Recuerdo que aquel Campeonato, en el que montó Rafael Jurado con “Malandrín”, montó también Martínez Puertas, y un jinete del que puedo decir que soy alumno, D. Francisco Meseguer García con su caballo “Guarán” de la Escuela de Jerez. Fue un Campeonato inolvidable.
¿Asimila su vida sin los caballos?.
No, forman parte de mí, de mi filosofía, son ya tantos años haciendo lo mismo, montando y depositando ilusión en los caballos jóvenes. Sólo monto mis caballos, dos caballos al día, a primera hora de la mañana. Asimilo la vida como Dios me la ha dado, me levanto por la mañana, monto y después viene todo lo demás. Lo hago como una rutina, no creo que me sienta privilegiado porque a cualquiera que quisiera hacer esto, si yo le impusiera mi filosofía de montar todos los días creo que se aburriría, se hartaría, sin embargo, para mí es como si fuera a la oficina. W
Decálogo de Equitación por Joaquín Olivera Peña
RECTITUD: El empuje por igual de los posteriores.
REUNIÓN: Acortamiento de toda la columna vertebral del caballo.
SUMISIÓN Y SOMETIMIENTO: Sumisión es que el caballo esté a voluntad del jinete psíquica y físicamente. Sometimiento es lo mismo pero rozando la humillación.
CADENCIA: La bondad del ritmo.
RITMO: Sucesión de batidas.
IMPULSIÓN: Deseo del caballo de ir hacia adelante.
ESTAR EN LA MANO: Relajación de la mandíbula con la cabeza en posición de recoger.
INCURVACIÓN: Flexibilidad del caballo desde la nuca hasta el nacimiento de la cola.
EQUILIBRIO: Repartir el peso entre los delanteros y los traseros, por lo que el caballo soporta todo su peso entre las patas externas.
AMPLITUD: Separación entre las pisadas.