Doma de Acoso por Felipe Morenes

ERAY

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16 Noviembre 2005
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Todo evoluciona, en función de su entorno, de sus necesidades, del conocimiento. La doma vaquera, la doma de campo para acosar y derribar no ha sido una excepción. Las nuevas generaciones de jinetes han avanzado notablemente en sus conocimientos ecuestres, disponen de caballos, distintos, más veloces y con una doma diferente. El factor tiempo tiene un valor muy importante. Hoy no se dispone, como antiguamente, de vaqueros, guardas y hombres con esos oficios camperos que les exigían estar muchas horas a caballo y, gracias a ello, los caballos se “ahormaban” y, casi sin proponérselo, se domaban. Actualmente, esos oficios no existen. Las generaciones jóvenes disponen de escaso tiempo y deben aprovecharlo eficazmente.

La doma para acoso y derribo ha evolucionado. En algunos aspectos, para mejor y en otros, quizás para empeorar. Las serretas, la sangre de las espuelas afiladas, los grandes bocados de boca de sapo, asa de caldera y cuello de pichón, han dado paso a otros más pequeños que se manejan con técnicas más depuradas de doma que producen mejores resultados. En corto, la doma es más ortodoxa. Más racional y académica.

Hemos perdido ciertos aires camperos muy útiles. Caballos dóciles, obediente, esos que “echabas las riendas al suelo” y se quedaban descansando en tres patas. Que andaban mucho y bien, metiendo los pies y tirando el mosquero de oreja a oreja. Acostumbrados a que se les “echara” la montura al amanecer y se les quitase a sol puesto. A comer escasamente sólo dos piensos al día y un agua. Los caballos de guardas, vaqueros, aperadores y propietarios de grandes cortijadas y dehesas.

Actualmente, se exige más. Se acosa en correderos más cortos. Se suelta más. A los caballos se les pide que galopen acompasadamente el tiempo que sea necesario detrás de la res hasta que el jinete “vea” la echada. Sin protestar. Cediendo la espalda. Ganando terrenos hacia adentro, comprimidos y prestos a dar la echada sin descomponerse y cargando la suerte. Esto es distinto. Más profesional por describirlo ortodoxamente. Pero no cabe duda. Se doma de una forma más técnica. Los jóvenes jinetes saben más de técnicas ecuestres y las aplican. Realmente me atrevo a decir que se ha avanzado hacia mejor.

De los caballos hay también mucho que hablar. Hoy se usan caballos más cruzados, más altos de sangre, con más temperamento que aquellos bastos españoles de hace un siglo.

De las reses también hay mucho que comentar. Antes se corría sólo ganado autóctono, a medias carnes, ligeros y alimentados únicamente con lo que daba la dehesa. Hoy se corren ganados de razas extranjeras tales como el charoláis o el limusin y sus cruces. Son más rápidos, más gordos, con diferentes reacciones. Es decir requieren la doma que antes comentaba. Caballos muy sometidos, muy domados, en la mano, rápidos a obedecer.

Resumiendo, la doma de campo para acosar y derribar, ha evolucionado. No digamos ya en las pistas de doma vaquera. Ahí si que se evolucionado enormemente. Pero, repito, perdiendo sabor campero. Aires de dehesa. Las pistas han enseñado mucho, pero como todo en la vida, hay que tomar los avances con precaución. Sin perder la esencia. Gracias a Dios aun quedan jinetes de antaño que son espejos en los cuales podemos mirarnos para recuperar nuestras raíces.
 
da gusto leer, palabras que nos guste o no son fiel reflejo de la realidad.

Gracias por ellas.
 
Yo no estoy de acuerdo en su totalidad con el Sr Morenes,y mientras busco unas fotos que avalan mi opinión, os dejo con un
articulo de los que no tienen desperdicio.

Un Abrazo Compadre

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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO



Fernando Villalón no ha muerto ni ha dejado de escribir. Andalucía está llena de sus personajes y su mundo. El otro día se murió Pepe Pineda, campeón de esgrima en la modalidad de sablazo, ilustre baratillero, enamorador de hembras puretonas, fotocopia sevillana de Jaime de Mora, orador churrigueresco, que empezó su carrera de señorito tieso del Arenal y acabó de friqui mojamón de la colina. Pepe Pineda era un personaje de Villalón. Lo recuerdo primigenio, su retrato vestido de corto, con zahones y capote torero entre sus manos, expuesto en el escaparate de la galería que uno de los fotógrafos Arjona tenía en la Avenida. Aquel Pepe Pineda era de Villalón, como Pechojierro, como Huevo Frito. O como lo es, y a mucha honra, su descendiente, el que lleva con todo honor su título de Conde de Miraflores de los Angeles: don Ignacio Sánchez-Ibargüen Benjumea. A caballo, dando el estribo a Doña Esperanza de Borbón camino del Rocío con Triana, Ignacio Sánchez-Ibargüen era una viva estampa de Villalón.
Como lo es un caballero jerezano, maestrante de Sevilla, Felipe Morenés y de Giles, marqués de Villarreal de Burriel, sobrino de mi recordado Toto León, otro villalonesco. Felipe Morenés, con su planta señorial de capitán imposible del Tercio Virgen de la Merced, es de la caballería escribiente. El caballo andaluz da muy buena literatura. Manuel Halcón hizo una novelística con espuelas de plata. La pluma de don Alvaro Domecq también era espléndida. Luis Ramos-Paúl fue quien mejor describió el silencio de la marisma. La silla vaquera es el mejor bienteveo para contemplar las cosas del campo, en las que Muñoz Rojas es capitán general de infantería. Como lo contempla Morenés, quien ha escrito: «Casi no quedan hombres de campo. Ser de campo es saber por dónde sale el sol y por dónde se oculta; que la yegua parida a los 9 u 11 días entra en celo de nuevo; según la orientación de los avisperos, si va hacer mucho levante en verano; cuándo va a soplar levante por el canto de los abejarucos; cuántas vacas han tomado toro esta noche por la posición del rabo; aparejar un carro, escoger a los mulos para varas, gancho y delantero; saber qué es un horcate, una entremanta, un francalete, sillín, barriguera, sufra, retranca y quitipón».
Felipe Morenés, como me sabe degustador de las cosas del campo y de la literatura que esquilones y cascabeles escriben con su sonido, me ha mandado el acta de un prodigio de belleza. De recia delicadeza campera. Villalón puro. Los libros de registro de los caballos de pura raza han pasado de los militares de la Remonta a los ganaderos. Con la bella prosa campera, Felipe Morenés levanta acta de las verdades del campo: «Hoy día del Señor numero 27 de diciembre de 2006, miércoles, siendo las trece y treinta horas ha sido herrada a Fuego en la Nalga Izquierda con el hierro de la ganadería de Ilmo.Sr.Marqués de Villarreal de Burriel la Potra de nombre Alejandrina, nacida el 27 de Febrero de este mismo Año 2006. Es la primera hembra nacida en dicha Ganadería que será inscrita en el Registro Principal de la Pura Raza Hispano Árabe. Es hija del Semental Hispano Árabe de nombre Zarapito, hijo de Insensata, última yegua que sobrevivió del reparto de la Yeguada del Ilmo.Sr.Marqués de Casa Domecq y Hermanos y del lote que en dicho reparto le correspondió al Ilmo.Sr.D. Tomas Domecq Rivero (q.s.G.h.), y de la yegua Donosa, criada en la yeguada del mismo Marques de Villarreal por el semental Uranio del hierro de la prestigiosa Ganadería del Excmo.Sr.D.Alvaro Domecq y Diez. También fue marcada en la paletilla izquierda con un 1 en recuerdo de que fue la primera de esta Ganadería de adquirir el rango de Hispano Árabe del Registro Principal. Lucía un sol radiante y corría un suave viento de levante que caldeaba el ambiente. Lo cual comunicamos a parientes y amigos en la seguridad de que serán participes de nuestra felicidad. En prueba de veracidad y fehaciencia, lo firma el Ganadero siendo las veintiuna horas de dicho día veintisiete de Diciembre de dos mil seis. Firmado, Felipe Morenés y de Giles, Marqués de Villarreal de Burriel».
Y por tu potranca, Felipe, el campo andaluz levanta su copa, que llena el oro del sol del invierno.
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Un Saludo
Antonio Sánchez
 
Estas cosas se van perdiendo y es una pena.Lo de anotar las efemérides en las paginas de un libro para que,siglos después,las gentes se asombren,es cosa del recuerdo.En estos tiempos urbanos y de prisas,hay gestos que no es que sean camperos,sino que simplemente son de toda la vida,que llegan a parecer cursis a los ojos de la gente superficial.Me encanta la reseña de Felipe Morenés.

Tengo un libro de albeitería en cuya contraportada hay escrito con pluma de ave el siguiente texto: "Hoy dia 9 de marzo de 1881 nació Belarmino Sánchez,a las cinco de la mañana".

Antonio..y esas fotos??
 
Caemos en los viejos prejuicios.........

Según van pasando los años parece que los seres humanos nos vamos volviendo reticentes y añorando esos tiempos pasados , esos usos que se quedaron atrás o parece que van a desaparecer, probablemente por que con su recuerdo tambien se marcha nuestra juventud . Al señor Morenes parece que afortunadamente no le pasa y en su articulo de Trofeo , que muy amablemente Luiche nos ha colgado , es capaz de conjugar lo mejor los dos mundos . Me gusta ver a los viejos garrochistas soltar a la antigua y valoro sus faenas , pero tambien me encanta ver a sabia nueva del acoso debanandose la cabeza para depurar su metodo y conseguir resultados.

Conozco un mayoral antiguo ,tercera generación de mayorales , que esta preparando a su hijo para que tambien lo sea . Entre los dos manejan sus toros bravos , doman los potros para el trabajo en la finca , dia a día , despacito . El padre tiene claro el camino ; el de su experiencia , pero al hijo le gusta buscar otros caminos y con los años , perfeccionará el metodo de su padre .

No debemos perder nuestra tradicción , ni nuestro pasado , pero el inmovilismo aún nos tendría en las cavernas . Cada uno tenemos nuestra manera de sentir y de progresar . Este mundo de los últimos años parece que va tan deprisa que se deja cosas atras , perdidas en el camino . Pero no creo que debamos preocuparnos por que seguro que volveremos sobre nuestros pasos ; lo más importante es conservar la amplitud de miras hasta para mirar la tradición.
 
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