Nos hemos pegado Pipo y yo esta mañana. Eso me pasa por lista, por buscar nuevas rutas para no aburrirnos yendo siempre por los mismos sitios.
En fin, que ya le tenía echado el ojo a un caminito que descendía hasta el río y pensé que hoy, con la tranquilidad de la mañana y con un día frío, pero soleado, era buen momento para probarlo. Así que allí que nos fuimos : la cuesta genial, y al bajar, la arena, mucha, imagino que algo incómoda para él, pero sin problema. Me pareció buena idea cruzar el miserable riachuelillo porque al otro lado había rica y abundante hierba fresca donde podía dejara a Pipo que comiese un poco. No cubría nada, pero vamos, ni tres dedos, pero el caso es que Pipo no quería ir, y yo erre que erre, que sí..... ¿ Qué ha pasado ? Pues que el pobre se ha hundido hasta el pecho. Sí, sí, hasta el pecho. El puñetero río traicionero tiene la arena tan blanda, que ocurren estas cosas. A base de ponerle mucho interés ha conseguido salir, no sin esfuerzo. Yo me he empapado y creo que aun llevo el miedo en el cuerpo. Eso sí, a él se le ha debido pasar el susto enseguida, porque en cuanto hemos salido de allí le he mandado parar, lo ha hecho, y aprovechando mi susto se ha tirado en plancha a comerse las plantitas que por allí había.
En definitiva, que ahora pienso que debí hacerle caso y no pasar por allí, pero por otro lado, hay veces que no hay ningún peligro y sólo es vaguería o miedo infundado por su parte. Y esto os juro que parecía inofensivo. Así que la próxima no sabré qué hacer, y además tengo miedo de que haya perdido su confianza en mi.
Besos. MAYCA.
En fin, que ya le tenía echado el ojo a un caminito que descendía hasta el río y pensé que hoy, con la tranquilidad de la mañana y con un día frío, pero soleado, era buen momento para probarlo. Así que allí que nos fuimos : la cuesta genial, y al bajar, la arena, mucha, imagino que algo incómoda para él, pero sin problema. Me pareció buena idea cruzar el miserable riachuelillo porque al otro lado había rica y abundante hierba fresca donde podía dejara a Pipo que comiese un poco. No cubría nada, pero vamos, ni tres dedos, pero el caso es que Pipo no quería ir, y yo erre que erre, que sí..... ¿ Qué ha pasado ? Pues que el pobre se ha hundido hasta el pecho. Sí, sí, hasta el pecho. El puñetero río traicionero tiene la arena tan blanda, que ocurren estas cosas. A base de ponerle mucho interés ha conseguido salir, no sin esfuerzo. Yo me he empapado y creo que aun llevo el miedo en el cuerpo. Eso sí, a él se le ha debido pasar el susto enseguida, porque en cuanto hemos salido de allí le he mandado parar, lo ha hecho, y aprovechando mi susto se ha tirado en plancha a comerse las plantitas que por allí había.
En definitiva, que ahora pienso que debí hacerle caso y no pasar por allí, pero por otro lado, hay veces que no hay ningún peligro y sólo es vaguería o miedo infundado por su parte. Y esto os juro que parecía inofensivo. Así que la próxima no sabré qué hacer, y además tengo miedo de que haya perdido su confianza en mi.
Besos. MAYCA.