Desencanto

isrrael

Miembro veterano
25 Noviembre 2011
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Queridos aficionados a la doma vaquera.
Fui concursista en mis tiempos tuve la suerte de encontrar un caballo muy domado (lagartijo Aa)lo domo Juan Carlos Roman, no llegue a ningún sitio por mi culpa, el caballo tenia mas nivel que yo, pero tenia mas verdad que todo lo que hay hoy, la vaquera esta en horas bajas soy un seguidor de los concursos y me aburro como una ostra donde están caballos como Mandanga, Turronera, Misisipi, Chaparron, Esplendida, Comodin, Ballunco, Noche y día y por supuesto Jaleo. Donde están jinetes como Joaquin, Rafael Roman, Joselito. Calletano y Don Luis Ramos.
Yo me ilusione cuando vi el relevo generacional pero me sentí decepcionado al verlos actuar. caballos por detrás de la mano monturas en los pescuezos caballos embusteros sin arriesgar nada de nada esto no es vaquera es de alguna forma el interés de unos pocos con la benevolencia de unos jueces que con cursos de reciclaje y todo parecen ciegos porque saber saben esperemos que esto cambie mas pronto que tarde por el bien de nuestra doma

Un saludo y decir que no hay animo de polémica todo lo contrario.
 
[h=3]poesia dedicada al aire vaquero[/h]

me gusta el aire vaquero
de los caballos del campo
me gusta a mi el son campero
que transmite cada tranco.

me gustan como tranquean
siempre pisando la huella
y están pronto,a la ayudas
de las espuelas vaqueras.

como mueven su mosquero,
compás y ritmo vibrante
como brújula marina
que orienta a los navegantes

como galopan "templaos"
dan vueltas sombre las piernas,
como salen "candeciaos"
sin que pesen en las riendas.

como arrean,como paran,
como doblan,como templan
y se van "patras" no reparan,
y que admiración despiertan.
 
Aire vaquero en el paso



[FONT=Verdana, sans-serif]La definición de este aire, la podríamos resumir como de un movimiento marchado en el cual las extremidades del caballo siguen una detrás de otra en “cuatro tiempos” bien marcados y sostenidos. Cuando las batidas del anterior y posterior de un mismo lado se acercan, el paso tiende a convertirse en un movimiento lateral, lateralizando el mismo y alejándose de un buen desarrollo. Esta irregularidad, que puede llegar a la ambladura es un perfecto enemigo del aire del paso. Es este aire donde con mejor precisión se muestran las imperfecciones de la doma. Esta es la razón por la cual no se puede pedir a un caballo al paso estar en “la puesta en la mano” nada más que en función de su grado de entrenamiento y soltura. Una reunión demasiado prematura altera todas las variantes de este aire. Por ser un aire fundamental de la Doma Vaquera, el caballo debe ir acompasado moviendo el mosquero, con impulsión y franqueza. Hay que exigir del jinete que muestre como anda su caballo, tanto en la línea recta como en círculo. En la actualidad, se puede comprobar como en pista, no se dejan ver los caballos mostrar su paso, simplemente ejecutan los movimientos que en este aire exige la hoja de trabajo sin que aprovechando los largos de pista el jinete muestre con total transparencia cual seal el alcance del paso de su cabalgadura. Dudosamente un caballo que ande mal, podrá realizar los ejercicios al paso de una forma correcta y por tanto, le será casi imposible obtener una buena nota en su hoja de clasificación. En la pista de competición, se diferencian claramente aquellos caballos que andan a la vaquera de los que son incapaces de ejercitar este aire característico en nuestra doma, con corrección. Los primeros cumplen con todos y cada uno de los caracteres que la definen, los segundos solo marcan, a veces dificultosamente, los tiempos de ese aire olvidando la impulsión, franqueza, regularidad, ritmo.... Se debe primar la sumisión por encima de la colocación, sin que esto venga a decirnos que en ningún momento debamos olvidarnos de la colocación, pero sin que este último término, sea el único a conseguir. Especialmente en los inicios de la adaptación del caballo a su novedosa actividad, pienso que el caballo no debe tener oposición a marchar hacia delante, se debe dar la máxima libertad a sus ganas de evolucionar hacia delante, olvidando un poco la colocación de su tercio anterior, que se verá corregida tras consolidar este aire de paso. Los movimientos realizados al paso con “aire vaquero” , círculos, apoyos, pasos de costado, piruetas directas e inversas, paso atrás, medias vueltas: podrán tener mayor o menor calidad, pero si no se hacen dominando y mandando en el caballo, con regularidad, ritmo, demostrando la sumisión de éste, con espontaneidad, sin repetición y monotonía, no serán genuinos de esta disciplina. La impulsión, ritmo, colocación y franqueza definen este aire de una forma tradicional, por lo que todo caballo que se presente en competición debe estar altamente sobrado de estos principios ecuestres. Hoy por hoy, la mayoría de los caballos en competición, no tienen un buen paso, están generalmente faltos de impulsión, de cadencia y difícilmente alcanzan las huellas de los posteriores a las de los anteriores. Se limitan a deambular por las pistas sin mostrar este aire tan genuino de nuestra disciplina. Pienso que, aparte de que funcionalmente exista una limitación del caballo, generalmente este defecto se debe a su precipitación y aligeramiento en su proceso de doma. Este aire ha ido evolucionando en su técnica con el paso de los tiempos, gracias a la adaptación de la mayoría de jinetes, hacia un método racional de doma proyectado a este tipo de monta. Como ejemplo del desarrollo en pista de un buen aire de paso, entre otros, recuerdo la Yegua Espléndida, bajo la magistral mano de Rafael Román Postigo así como el P.S.I. del varias veces Campeón de España, Francisco Díaz Rodríguez, de nombre " Israel". Mas recientemente, no debemos olvidar a "Látigo" de Gonzalo Corrales, el P.R.á del impúber Álvaro Múgica, "Felán" y otros más que haría interminable este artículo. Estos son algunos de los caballos vaqueros que mas se han acercado a la perfección del buen andar al paso en Vaquera.[/FONT]













 
Efectivamente, había una pléyade de excelentes caballistas con sellos muy personalizados y para añadir algunos mas a tu lista, Dominguez y el Guajiro, no obstante en cada pueblo, en cada pedanía, cortijo o rancho surgian caballistas que sin haber pisado nunca una pista de concurso ni un corredero de exhibición andaban a caballo como los ángeles. También en la lista de caballos acordémonos de la Centenaria y Mandanga ambos de un buen caballista y que tu conoces personalmente.
Un saludo
 
Galope vaquero

En nuestra doma, distinguimos cinco variantes de este aire: los galopes de trabajo y largo, el trocado, los cambios de pie y el arreón. El galope de trabajo es un aire similar al de la doma académica y tanto éste como el galope largo deben ser cadenciados, ordenados, con impulsión y tranqueza. Al igual que en el aire de paso, que tratamos antes y que constituye la base de una buena doma, el jinete debe mostrar al jurado con claridad, durante el tiempo de su intervención en el cuadrilongo, la bondad y la calidad de su montura. En la Doma Vaquera, el galope es un aire de trabajo en el sentido más completo de la palabra, dado que es justamente el utilizado en las faenas de campo, en el trabajo con el ganado.
En el galope largo, el caballo amplía ligeramente el tranco, recorriendo mayor trayecto en cada uno de los tiempos y alargando su cuerpo como si de un acordeón se tratara, motivado por el asiento de su jinete y la ligera apertura de la mano.
Galope en trocado

Tal y como hemos analizado anteriormente, el galope en trocado es un ejercicio intencionado por el jinete en nuestra disciplina, que pone de manifiesto el equilibrio y la flexibilidad de nuestra montura. Este aire parte de una línea recta o desde dentro del círculo, y no debe consentirse que provenga de un apoyo. En este último caso, los jueces aplicarán en su nota lo expuesto sobre la exigencia de una posición de partida obligada. Este galope, practicado de una forma totalmente voluntaria, constituye un buen ejercicio de flexibilidad para el caballo. El jinete debe evitar los desplazamientos de la grupa hacia el exterior y adaptar el diámetro del círculo al grado de flexibilidad del caballo.
Pura técnica

Los cambios de pie por derecho constituyen, en la disciplina de Doma Vaquera, un aire secundario, de adorno, cargado de indiscutible dificultad técnica donde, además de valorarse su correcta ejecución, se puntuará de forma positiva la no realización mecánica, es decir, los cambios en los que varía el número de trancos que el jinete exige a su montura. Este ejercicio es de gran vistosidad y se produce cuando el caballo cambia su galope de una mano a otra. En la competición de esta disciplina se pide que el cambio se produzca sobre la marcha, en el aire, de forma que el caballo no pierda el ritmo ni la cadencia. A pesar de que el cambio se realiza en el tiempo de suspensión del animal, el jinete debe trasmitir las ayudas tras la cincha en el momento de apoyar el caballo el bípedo diagonal. ¿Por qué es este el momento justo? Si se realiza en el primer tiempo es precipitado, dado que el animal esta iniciando la caída, y si se pide en el tercer tiempo, cuando el caballo esta apoyando la última de sus extremidades, habremos perdido la oportunidad, porque el animal habrá diseñado ya su mecanismo del siguiente tranco.
Templar y arrear

Por último, hay que hablar del arreón, otra variante del galope, que caracteriza nuestra disciplina. Este ejercicio va en cadena con otro llamado templar y no es sólo un galope largo.
En el arreón el caballo sale hacia adelante con fuerza, con impulsión, estirándose y galopando de forma enérgica en un terreno no muy extenso. El jinete lo templa, dobla y vuelve a arrear realizando una U, sin que entre ambos utilice ningún artificio para templarlo. Los jinetes de Doma Vaquera deben evitar convertir este ejercicio en un simple galope largo, unido a un amplio giro por la pista. Los jueces valorarán, fundamentalmente, el riesgo que el jinete asume en su realización y el aire al que lo ejecute. Tras el arreón también puede ejecutarse una parada o parada a raya, un espectacular ejercicio característico de la disciplina, que pone a prueba la sumisión del caballo. Hay que evitar que el caballo en este ejercicio se adelante a las ayudas del jinete, presintiendo la parada a raya. Es decir, corregir que la cabalgadura galope sobre las manos y el jinete realice este ejercicio sin la franqueza, la fuerza, ni sobre un galope lo suficientemente enérgico.
Al igual que en el aire de paso, al galope el caballo debe ejecutar en la pista de competición una serie de figuras que varían en la dificultad de su técnica, como los apoyos, los círculos, las vueltas y las medias vueltas. Todos deben hacerse a ambas manos, considerándose no completo el ejercicio si no se efectúa a una de ellas, por lo que la nota en esta figura no superará el suficiente.

un abrazo a todo el que se sienta vaquero
 
HISTORIA. Una manifestación más de las costumbres y tradiciones andaluzas es la manera tan especial y singular de domar los caballos y montarlos; es lo que se denomina doma andaluza o, desde 1978, doma vaquera. Esta manera única en el mundo de montar caballos de tamaño mediano, pegados a tierra pero con buenos riñones y extremidades ágiles, la jaca en la mano del jinete y siempre reunida, alerta a la más leve ayuda del vaquero para ejecutar el movimiento que se le pide sin protestar, con sumisión y equilibrio, es la pervivencia de una forma peculiar de montar, la jineta.
La monta a la jineta era la que efectuaban los jinetes íberos por esta zona del Guadalquivir y por los cartagineses, sobre sus pequeños pero briosos caballos bereberes que fueron conformando al caballo andaluz, acostumbrados a luchar contra el enemigo arreando, templando, parando y dando media vuelta para que los persiguieran y de nuevo, cuando los jinetes contrarios estaban confiados, volver a templar, girar, arrear y atacar por sorpresa. La diferencia de este tipo de monta con respecto a la equitación a la brida que desembocaría en la equitación clásica, estriba tanto en la silla –siendo la montura de la jineta similar a las árabes y a las vaqueras– llevando las piernas recogidas, como en los estribos, siendo estos en la jineta de amplia base y parecidos a los que utiliza el vaquero. Así montaban también los vaqueros del Bajo Guadalquivir y los que por las cañadas reales transportaban manadas de toros bravos de un lugar a otro de nuestra tierra para alimentarlos con nuevos pastos. Así montaban los garrochistas que por los caminos de herradura llevaban las reses hacia las ciudades donde se celebraban fiestas de toros. Así montan actualmente los vaqueros que trabajan con el ganado, vigilando las reses, trasladándolas, tenteando a los becerros para comprobar su bravura acosándolos y derribándolos. Vaqueros que trabajan montados gran número de horas encima de las jacas, sobre monturas que son sillones para ir más cómodos, aunque no estén perfectamente adaptadas a los caballos, y siempre atentos y alerta, al igual que la jaca. Para ello se necesitan caballos de mediana alzada (aunque hoy se están introduciendo caballos centroeuropeos de gran altura, buscando la potencia de sus posteriores), rápidos y ágiles, nobles y potentes, capaces de reaccionar prestos a las ayudas del jinetes, sin descomponerse, siempre reunidos, y con la suficiente fuerza e impulsión para rodearse y seguir galopando y arreando. Este caballo, más bien jaca, tan completo, con tal grado de docilidad, fuerza, rapidez, valentía y genio ha sido un animal que nunca ha presumido de pureza de sangre ni de raza pero que le ha dado a la doma vaquera el sello de la belleza y sobriedad característicos de estos trabajos; es el llamado caballo cruzado.
Y así montan los jinetes que conservan esta tradición de trabajo en el campo y que compiten en el cuadrilongo ante un becerro bravo ficticio sobre una jaca perfectamente domada y sometida. Son los jinetes de doma vaquera, los mantenedores de esta costumbre que aún hoy son capaces de trabajar en el campo con las vacas y toros bravos en el acoso y derribo sobre los mismos caballos que presentan a los concursos.
REGLAS. Estos jinetes o vaqueros compiten con una reglas, más que reglamento, conocidas por la transmisión oral, que ha pasado de padres a hijos, y que conservan tanto el vestido del vaquero, como el atalaje de la jaca y los movimientos del cuadrúpedo en el campo, esfuerzo que gracias a los ponentes de la Comisión de Doma Vaquera que plasmaron dentro de la Federación Hípica Española el receptivo y actualizado Reglamento de Doma Vaquera. Este reglamento tiene unos altísimos niveles de exigencia tanto en la presencia de jinete y jaca como de ropa y atalaje, así como los movimientos que se realizan en la pista de concurso por parte de los équidos, no permitiéndose la contaminación por ejercicios provinientes de otras domas o de vestimentas que no casan con la tradición campera.
LOS MOVIMIENTOS. Los movimientos que se realizan en el cuadrilongo han de hacerse a las dos manos, es decir, han de comenzarse con la mano derecha, la mano vaquera por excelencia pues hace años las jacas estaban domadas para trabajar con esta mano para realizar sus labores en el campo con los bravos, y a la izquierda. Además, el caballo hará los ejercicios en dos aires naturales para el cuadrúpedo, el paso y el galope, los dos necesarios para facilitar el trabajo campero ante las reses, aunque hay que recordar que en caballos de hasta cinco años la hoja de ejercicio a que los realice a los tres aires, paso, trote y galope.
Llevar el caballo con sólo dos riendas es otra de las características de la doma vaquera y tiene un hondo significado pues es señal de que la jaca está perfectamente domada y con sólo ligeros movimientos del bocado, el animal reacciona presto a la orden exigida. En los movimientos vaqueros puros los caballos muestran una disciplina que para algunos amantes de la equitación anglosajones raya en lo inhumano .
El paso corto, o el castellano de trabajo, pausado, perfectamente descrito; o las medias vueltas al paso, con cadencia, recogiendo el jinete la jaca, haciéndola girar y cayendo sobre las manos a la vez, pero nuevamente alerta el caballo para continuar su labor; o el galope corto, atento a la res, o el largo; o en círculo vigilante; o galopar, recoger y girar sobre los posteriores rápidamente y salir nuevamente galopando; o arrear, templar, doblar y arrear nuevamente y parar en raya; o salir con arremetida, parar y paso atrás, para volver a salir en arremetida a la otra mano, parar y paso atrás y salir al paso tranquilamente, sin descomponerse la jaca, en la mano del jinete, plasmando este último movimiento toda la belleza de la doma vaquera y demostrando el vaquero que toda la briega mantenida con el equino durante varios años, que todos los movimientos que acaba de realizar en pista, demuestran, con la culminación de este complicado ejercicio, que el caballo está perfectamente domado y sometido y que el jinete ha sabido obtener y dominar toda la impulsión y potencia del caballo.
Así es la doma vaquera, seria, especial, exigente, plástica y tan atractiva que los italianos y franceses la están haciendo suya también.(ANTONIO T. PINEDA 07/05/2004
 
Los orígenes de la Doma Vaquera, que como todos sabemos proviene de las faenas de campo que los vaqueros y mayorales se ven obligados a ejecutar diariamente en el manejo del ganado bravo, por ello una buena jaca campera tiene que ser un caballo muy bien domado, ágil y veloz, pero sobre todo valiente y con gran confianza en su jinete, al que habrá de obedecer a la más mínima indicación: parar en el sitio, revolverse en un palmo de terreno ante las imprevisibles reacciones del toro, etc.

Por su parte, el jinete ha de tener gran seguridad en su montura, conocerla bien y estar seguro de cómo puede reaccionar ante cualquier imprevisto. Como demostración de estas aseveraciones preliminares, creo necesario traer aquí un texto escrito por don Álvaro Domecq y Díez, eximio rejoneador y ganadero ya desaparecido que, a juicio de quien esto escribe, fue uno de los mejores y más elegantes jinetes de Vaquera que he conocido y además supo plasmarlo por escrito:

“La Doma Vaquera tuvo su origen en la necesidad del buen manejo del ganado, por los vaqueros encargados de ese menester, y de ahí, viene su nombre.

Como era doma para cubrir las necesidades del manejo del ganado en el campo, se perfiló principalmente por el buen paso, tan es así, que quizá el caballo vaquero sea el que mejor ande gracias, también, a la serenidad con que tiene que moverse en el campo. Era un andar sereno que le servía a los vaqueros para meterse entre el ganado sin producirle nerviosismo. Los caballos con su paso, daban la tranquilidad necesaria para poder apartar una res de otra, exigida para la buena distribución del ganado, muy necesario en los destetes, para el después posible herraje del ganado.

Se caracterizaba esta doma, aparte del buen paso, por el galope sobrio y a compás, por la parada sin estridencias, al objeto de que esa calma se infundiera en el ganado. Como había que volver y revolver, la exigencia de no perder la cadencia y la serenidad hace que el caballo vaquero se volviera sin estridencias y generalmente sobre las patas, cambiando de dirección con gran sosiego y elegancia.

Esta era en sí la Doma Vaquera inicial, que le dio ese nombre, buen paso, galope sereno y a compás y vuelta sobre las piernas sin destemplarse. De ahí nació el Arte de lo que se llama Doma Vaquera, la que, por su difícil ejecución, no había muchos vaqueros que la hicieran a la perfección, porque en esta doma cualquier destemplanza era un fallo.

Quizá el llevar la Doma Vaquera a las pistas y exhibiciones, fue una prueba positiva, en cuanto que entonces los jinetes vaqueros se preocuparon, también, por la Equitación Clásica, que estaba fundamentada en reglas positivas, e hizo cambiar el sentido de la doma a todos los jinetes vaqueros. Bien es verdad que estas exhibiciones le quitaron carácter a lo que realmente era en su inicio, porque allí al caballo se le exige movimientos propios de la Doma Clásica, como son los apoyos, las extensiones, los cambios de pie, muy desusado en la Doma Vaquera, en la que solo se le exigía al caballo que galopara con la mano derecha, por razones obvias, ya que la Doma Vaquera usó lo que llamamos Acoso y Derribo, en cuya ejecución es importante que el caballo en acción no se cambie de mano y vaya siempre con la mano derecha.

Dicho esto, yo quisiera distinguir que la Doma Vaquera auténtica era la del campo, aunque no considero defectuoso el que se le haya añadido parte de la Doma Clásica, con lo que, aunque desvirtúe algo la Doma Vaquera, hace que los jinetes se preocupen más por la doma académica.
Cedamos los jinetes vaqueros ante esta exigencia de la época, de presentar los caballos vaqueros en las competiciones, ello traerá, al menos, mayor conocimiento de métodos más racionales para someter al caballo lo suficiente para las exhibiciones.

La Doma Vaquera es la que creó el caballo más sometido que ha existido en todas las domas tradicionales, tan es así, que es el caballo más apto para montar cualquier persona que no tuviera muchas aptitudes o tradición de montar a caballo. Esta fusión de doma vitaliza también la doma original, como homenaje a una tradición del campo que no debe olvidarse”.


Don Álvaro, en solo cuarenta líneas, describe de forma magistral cómo debe ser nuestra jaca campera.

Publicado por F. Fdéz. Maldonado en 16:14
 
hola. es verdad que ese arabito, Felan andaba de categoría. Conozco a Álvaro y al que le vendió el caballo por último. Murió hace ya unos añitos. Tuve el placer de montarlo y es cierto que el paso era buenísimo, a ver si saliesen muchos andando así , creo que el paso es o debería de ser lo más importante en la doma de un caballo. si este no anda, apaga y vámonos.
 
Es prioritario y fundamental el paso en la doma, para mí el aire mas importante del caballo. Me gustan los que empiezan a trabajar el potro en el picadero por éste orden, primero a la cuerda, después la doma de silla y por último la monta y cuando está afianzada el caballo sew suelta al campo para empezar largas secciones de paso, por tanto el caballo antes de galopar y trotar ha de aprender a andar con paso vaquero. Opinion personal.
 
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