Queridos amigos, por encargo de Rafael Arcos González os hago llegar a toda la afición carta de su puño y letra:
Umbrete a 16 de Octubre de 2007
Estimados aficionados a la Doma Vaquera:
Tras los hechos ocurridos en Andújar, en el día de ayer, durante la entrega de premios de la final del Campeonato de España de Doma Vaquera y para que resplandezca toda la verdad de lo ocurrido y no pueda haber equívocos e interpretaciones sesgadas o mal intencionadas por parte de nadie, me siento en la obligación de manifestar lo siguiente:
En primer lugar quiero pedir perdón públicamente, tanto a todos mis compañeros jinetes, como al público asistente y al Comité Organizador, si con mi comportamiento se pudieron sentir ofendidos o menoscabados en el respeto que se merecen. En ningún momento fue esa mi intención, y si alguien pudo sentirse así les vuelvo a pedir humildemente perdón y les presento mis disculpas más sentidas y sinceras.
Por otro lado también quiero agradecer a la mayoría de mis compañeros jinetes el apoyo que me brindaron en todo momento, ante la pésima situación anímica que estaba atravesando tras la publicación de los resultados de ese Campeonato de España. Nunca puse ni pondré en duda el legítimo triunfo del Campeón, que acepto como deportista, y siempre me alegro y me alegraré de los éxitos que logren mis compañeros jinetes.
Durante la celebración del campeonato se fueron dando un cúmulo de circunstancias y anomalías que afectaron mucho mi estado anímico. Todos pudieron ver como nos trataron los oficiales del campeonato a los jinetes. La falta del más mínimo respeto fue evidente desde el mismo inicio del campeonato, sirva de ejemplo la reunión técnica y sorteo del orden de salida del viernes.
Reconozco que soy muy competitivo y, quizás debido a mi edad, a veces, demasiado impulsivo. La presión de la competición, esas anomalías que se fueron acumulando a lo largo de los tres días y la decepción tan grande que sentí por no haber sido capaz de ganar el Campeonato, me sumieron en un estado de abatimiento y bajón físico tal que decidí marcharme para mi cuadra sin recoger ni siquiera el premio que legítimamente había ganado en la pista. Me sentí absolutamente falto de fuerzas y de ganas para seguir estando allí, por lo que me dispuse a embarcar mis caballos, comencé a cambiarme de ropa y partir para Umbrete. Por ello, según el Reglamento vigente, me podían sancionar con una falta leve consistente en una multa de 30 euros y retirada de la licencia durante un mes, pero dado mi estado de profundo abatimiento creí era lo mejor que podía hacer.
Ante esta decisión que tomé, al ser llamados a pista los jinetes por el Delegado Federativo, la inmensa mayoría de mis compañeros me manifestaron que si yo no salía ellos tampoco lo hacían. Esto yo tampoco lo podía consentir de ninguna manera; por lo que, por el respeto que le tengo a todos mis compañeros, decidí salir a la entrega de premios con mis compañeros. Bajé mi yegua del van y tal como estaba, con Bambi de diestro, entré en la pista.
Lo que pasó después pudo verlo todo el público asistente; se acercó el Delegado Federativo a donde me encontraba, me dijo que así no podía asistir a la entrega de premios porque contravenía el Reglamento, salí de la pista con mi yegua de la pista y, a continuación, el Jurado de Campo me despojó del Subcampeonato de España que había ganado en la pista y se ajustó la clasificación de la final por estos hechos.
Soy un joven de 24 años que dedico toda mi vida a lo que representa mis dos grandes pasiones: Los caballos y la Doma Vaquera. A esto dedico todo mi tiempo y no regateo esfuerzo ni sacrificio alguno para intentar conseguir estar al máximo nivel. Mi máxima preocupación siempre ha sido y será no defraudar al aficionado que presencia mi reprisse, componiendo ésta de forma que constituya un bello y completo espectáculo en su conjunto, y mostrar el nivel de equitación de mis monturas. Mi mayor recompensa es mostrar a los aficionados lo conseguido con mis caballos y si consigo el beneplácito del respetable me siento totalmente recompensado de tanto sacrificio y tantísimas horas como paso montado a caballo. Todo el inmenso trabajo que conlleva alcanzar un gran nivel en la doma de estos extraordinarios animales, lo doy por bien empleado si consigo que ellos exhiban su destreza en la pista y reciban el reconocimiento de los aficionados.
Juntos, mi yegua y yo, hemos trabajado mucho, muchísimo; no es fácil imaginar las horas que le hemos dedicado a ello, para llegar a alcanzar esa actuación en el Campeonato de España. No es nada fácil, pues aunque ella es un extraordinario animal, yo soy humano y tengo un límite. Conseguir una actuación de 8 minutos totalmente redonda es casi imposible, pero Bambi, dada su extraordinaria calidad, estuvo de lo más acertada y tuvo una actuación muy correcta. Mi sentimiento de dolor y frustración fue grande ante el hecho de que la yegua no haya alcanzado otro campeonato como por su disposición y entrega se merece. No por mí, sino por lo que es verdadera mente importante: por Bambi.
Lo único que pretendo con todo ello que os he expresado, os lo puedo asegurar, ya que la yegua solo puede expresarse en la pista y no con palabras, es que todo aquel que haya malinterpretado mi comportamiento en la final intente ponerse en el lugar de la yegua y el mío. Solo así llegaran a comprender las razones que me llevaron a tomar esa decisión.
Les saluda muy atentamente
Rafael Arcos González
Umbrete a 16 de Octubre de 2007
Estimados aficionados a la Doma Vaquera:
Tras los hechos ocurridos en Andújar, en el día de ayer, durante la entrega de premios de la final del Campeonato de España de Doma Vaquera y para que resplandezca toda la verdad de lo ocurrido y no pueda haber equívocos e interpretaciones sesgadas o mal intencionadas por parte de nadie, me siento en la obligación de manifestar lo siguiente:
En primer lugar quiero pedir perdón públicamente, tanto a todos mis compañeros jinetes, como al público asistente y al Comité Organizador, si con mi comportamiento se pudieron sentir ofendidos o menoscabados en el respeto que se merecen. En ningún momento fue esa mi intención, y si alguien pudo sentirse así les vuelvo a pedir humildemente perdón y les presento mis disculpas más sentidas y sinceras.
Por otro lado también quiero agradecer a la mayoría de mis compañeros jinetes el apoyo que me brindaron en todo momento, ante la pésima situación anímica que estaba atravesando tras la publicación de los resultados de ese Campeonato de España. Nunca puse ni pondré en duda el legítimo triunfo del Campeón, que acepto como deportista, y siempre me alegro y me alegraré de los éxitos que logren mis compañeros jinetes.
Durante la celebración del campeonato se fueron dando un cúmulo de circunstancias y anomalías que afectaron mucho mi estado anímico. Todos pudieron ver como nos trataron los oficiales del campeonato a los jinetes. La falta del más mínimo respeto fue evidente desde el mismo inicio del campeonato, sirva de ejemplo la reunión técnica y sorteo del orden de salida del viernes.
Reconozco que soy muy competitivo y, quizás debido a mi edad, a veces, demasiado impulsivo. La presión de la competición, esas anomalías que se fueron acumulando a lo largo de los tres días y la decepción tan grande que sentí por no haber sido capaz de ganar el Campeonato, me sumieron en un estado de abatimiento y bajón físico tal que decidí marcharme para mi cuadra sin recoger ni siquiera el premio que legítimamente había ganado en la pista. Me sentí absolutamente falto de fuerzas y de ganas para seguir estando allí, por lo que me dispuse a embarcar mis caballos, comencé a cambiarme de ropa y partir para Umbrete. Por ello, según el Reglamento vigente, me podían sancionar con una falta leve consistente en una multa de 30 euros y retirada de la licencia durante un mes, pero dado mi estado de profundo abatimiento creí era lo mejor que podía hacer.
Ante esta decisión que tomé, al ser llamados a pista los jinetes por el Delegado Federativo, la inmensa mayoría de mis compañeros me manifestaron que si yo no salía ellos tampoco lo hacían. Esto yo tampoco lo podía consentir de ninguna manera; por lo que, por el respeto que le tengo a todos mis compañeros, decidí salir a la entrega de premios con mis compañeros. Bajé mi yegua del van y tal como estaba, con Bambi de diestro, entré en la pista.
Lo que pasó después pudo verlo todo el público asistente; se acercó el Delegado Federativo a donde me encontraba, me dijo que así no podía asistir a la entrega de premios porque contravenía el Reglamento, salí de la pista con mi yegua de la pista y, a continuación, el Jurado de Campo me despojó del Subcampeonato de España que había ganado en la pista y se ajustó la clasificación de la final por estos hechos.
Soy un joven de 24 años que dedico toda mi vida a lo que representa mis dos grandes pasiones: Los caballos y la Doma Vaquera. A esto dedico todo mi tiempo y no regateo esfuerzo ni sacrificio alguno para intentar conseguir estar al máximo nivel. Mi máxima preocupación siempre ha sido y será no defraudar al aficionado que presencia mi reprisse, componiendo ésta de forma que constituya un bello y completo espectáculo en su conjunto, y mostrar el nivel de equitación de mis monturas. Mi mayor recompensa es mostrar a los aficionados lo conseguido con mis caballos y si consigo el beneplácito del respetable me siento totalmente recompensado de tanto sacrificio y tantísimas horas como paso montado a caballo. Todo el inmenso trabajo que conlleva alcanzar un gran nivel en la doma de estos extraordinarios animales, lo doy por bien empleado si consigo que ellos exhiban su destreza en la pista y reciban el reconocimiento de los aficionados.
Juntos, mi yegua y yo, hemos trabajado mucho, muchísimo; no es fácil imaginar las horas que le hemos dedicado a ello, para llegar a alcanzar esa actuación en el Campeonato de España. No es nada fácil, pues aunque ella es un extraordinario animal, yo soy humano y tengo un límite. Conseguir una actuación de 8 minutos totalmente redonda es casi imposible, pero Bambi, dada su extraordinaria calidad, estuvo de lo más acertada y tuvo una actuación muy correcta. Mi sentimiento de dolor y frustración fue grande ante el hecho de que la yegua no haya alcanzado otro campeonato como por su disposición y entrega se merece. No por mí, sino por lo que es verdadera mente importante: por Bambi.
Lo único que pretendo con todo ello que os he expresado, os lo puedo asegurar, ya que la yegua solo puede expresarse en la pista y no con palabras, es que todo aquel que haya malinterpretado mi comportamiento en la final intente ponerse en el lugar de la yegua y el mío. Solo así llegaran a comprender las razones que me llevaron a tomar esa decisión.
Les saluda muy atentamente
Rafael Arcos González